Los candidatos a la presidencia de EE.UU. hacen campaña en famila
Esposas, maridos, hijos y hasta madres… Ningún político renuncia a la ayuda de los más cercanos en su carrera hacia la Casa Blanca
«Estas son las elecciones más importantes de mi vida» . Quien así habla ante cientos de seguidores no es candidato, ni por ahora persigue un cargo político. Escuchamos la confesión pública de Chelsea Clinton , la única hija del expresidente Bill y de la que fuera Primera Dama, Hillary, quien ahora aspira a materializar un cambio de papeles haciendo historia como primera presidenta de Estados Unidos.
Para lograr el objetivo, toda ayuda es poca, y la familia se está volcando en mítines conjuntos en las elecciones primarias que, de forma escalonada, celebra cada estado, con las que el partido elegirá a su candidato a presidente. En el largo camino de las elecciones estadounidenses, donde cada político es escrutado hasta el detalle y el lado personal se convierte en arma , aunque a veces pueda ser de doble filo, la imagen de familia unida en torno a un mismo objetivo puede llegar a decidir.
En los caucus de Iowa , ese esfuerzo final ayudó a Hillary a salvar los muebles y a lograr una apretadísima victoria. También su rival demócrata, Bernie Sanders, pese a su autoproclamado socialismo, cumple con la tradición norteamericana de comparecer con su mujer, Jane, incluido el beso en el escenario, un gesto que no entiende de ideologías. Y lo hace en todos los mítines.
La costumbre es aún más acentuada entre los republicanos . El millonario Donald Trump exhibe con orgullo a su mujer, hijos y nueras; Marco Rubio da la vuelta al país con su esposa y sus cuatro hijos; Ted Cruz, el otro aspirante de origen hispano, es presentado en los mítines por su propia mujer, Heidi, ejecutiva en Goldman Sachs; como acostumbra a hacer Karen con su marido, el gobernador de Ohio, John Kasich; el neurocirujano retirado Ben Carson también viaja con la suya, coautora con él de sus cuatro libros.
Después de ocho años como presidente, los mítines son parte de la vida de Bill Clinton . Así alcanzó la Casa Blanca en 1992. Ahora, retirado y dedicado casi en exclusiva a su fundación y a impartir conferencias, se ha tomado en serio el reto de regresar a la Casa Blanca. Fue quien convenció a su mujer de repetir aventura, tras su inesperada derrota a manos de Barack Obama en 2008. Aunque no está claro cómo sería considerado el primer esposo de una presidenta de Estados Unidos, equivalente al título (no oficial) de Primera Dama, la ilusión de Bill Clinton es máxima.
En Donald Trump , un showman, también la exhibición de la familia es espectáculo . Cuando en junio de 2015 anunció formalmente su candidatura a la nominación republicana, su puesta en escena reunió nada menos que a otros once miembros de la familia. Tres generaciones, con miembros resultado de sus tres matrimonios, respaldaron al polémico millonario. Su mujer y exmodelo de origen eslovena, Melania; sus hijos, Donald Jr., Ivanka y Eric, los tres con sus respectivos esposos, y tres de sus nietos, compartieron escenario, un espacio que no es excepcional para los Trump, siempre en el escaparate.
No hay acto político en el que el magnate no se muestre orgulloso a su tercera mujer, Melania, una guapa exmodelo y diseñadora de joyas y relojes de origen esloveno. Es la forma que tiene el millonario de presumir de sus conquistas. Aunque quienes la conocen hablan de ella (también Trump) como una mujer inteligente, sus esporádicas intervenciones en el estrado son breves y sin contenido. No es el caso de Ivanka, la hija de Trump, mucho más acostumbrada al micrófono, con el que disfruta dirigiéndose a los seguidores de su padre.
Siempre que puede, Marco Rubio termina subiendo al escenario a su mujer, Jeannette, y a sus cuatro hijos, Amanda, Daniella, Anthony y Dominic . Para el hijo de cubanos, se trata de la mejor forma de poner en escena la demostración del sueño americano, su principal mensaje de campaña.
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