El business casual gana enteros en la indumentaria profesional masculina

Algunos bancos han relajado recientemente sus códigos de vestimenta. La corbata ya no parece ser un accesorio tan omnipresente

Tom Ford Vantagenews
María Luísa Funes

Esta funcionalidad es sólo para registrados

¿Me pongo corbata? El eterno dilema masculino de cara a las reuniones de trabajo informales y a los cócteles de tarde noche parece inclinarse hacia un lado de la balanza. Este accesorio, que en algunas circunstancias es ineludible, puede estar de capa caída. El Banco de Santander y Goldman Sachs parecen incluso poder prescindir de él. Pero ¿está la corbata en vías de extinción?

Desde hace unos años, la corbata se aleja de muchas reuniones profesionales y se puede evitar en algunas de las reuniones nocturnas menos formales. Esta liberación, que tantos ven como un milagro caído del cielo, desafortunadamente impide usar el accesorio que da más empaque a una camisa, a un traje o a un señor con kilos de más: la corbata tensa la camisa, favorece a los rasgos faciales, desvía la atención y decora el atuendo. Parece ser que el drama a la hora de elegir los regalos de Navidad para ellos está servido: se acabó el protagonismo de este recurso fácil. Por si fuera poco, las ventas de corbatas de grandes marcas de moda de estilo clásico y masculino han bajado, dejando patente que habrá que buscar el negocio en nuevos estilismos compatibles con la vida profesional. Disminuyen las ventas de corbatas y aumentan las de pañuelos y fulares para ellos, del mismo modo que muchos zapatos formales se han visto sustituidos por una creciente oferta global de zapatillas deportivas.

El Príncipe Guillermo, sin corbata. El Duque de Cambridge relaja su indumentaria cuando el acto no es oficial ABC

Lo cierto es que la corbata ha tenido una increíble importancia en la etiqueta mundial en los últimos milenios. Si bien se trata de una pieza que pusieron de moda los soldados «croatas» alistados en el ejército francés entorno a 1660, un accesorio similar era usado por los militares romanos para protegerse el cuello de los duros uniformes allá por el siglo I d.C. Pero en un siglo XXI en el que impera la comodidad, con ejemplos como los de los sencillisimos protocolos de vestir en las oficinas de Apple o Facebook, la corbata ha perdido gas. No ha ayudado la tremenda afición de los millennials por la ropa informal y deportiva, ahora que esta generación se incorpora de lleno a las filas profesionales.

Suavizar el protocolo

El business casual incluso se ha hecho presente en la etiqueta profesional masculina en entidades tan tradicionales como Goldman Sachs o el Banco de Santander. En este último, la etiqueta de la invitación al Investor Day de esta pasada semana en Londres requería un atuendo informal, aunque al final la mayor parte de los consejeros acudieron con traje y corbata. El banco de inversión Goldman Sachs también ha suavizado el protocolo de la empresa especificando en una carta enviada a sus más de 3.000 empleados que se busca un ambiente más informal en sus centros de trabajo.

El expresidente de EE.UU. Barack Obama y el presidente ruso Vladimir Putin durante un encuentro celebrado en el marco del G8, celebrado en Enniskellin (Irlanda) en 2013 ABC

Los departamentos de Recursos Humanos de las empresas relajan sus códigos de vestimenta para permitir mayor expresión personal a los empleados, así como para dar una imagen más juvenil. Según sea el sector y el puesto de trabajo, estos cambios serán más o menos patentes. No obstante, hay ocasiones en las que sigue siendo impepinable llevar corbata, como son las bodas tradicionales, las entrevistas de trabajo, las graduaciones en centros educativos de cierto rango o las cenas formales, aunque los haya que tiran la corbata por la borda por sistema.

Don Felipe en el foro de emprendedores «South Summit», en 2015 Isabel B Permuy

El nuevo código

Y es que lo que empezó como los casual fridays en algunas empresas estadounidenses hace más de 25 años y Tom Ford adoptó hace 15 en las oficinas de Gucci, se está convirtiendo en lo habitual. Pero no se debe confundir la ausencia de corbata con llevar un atuendo informal, ya que en el business casual impera el traje de chaqueta o bien el blazer con pantalón de vestir. Conviene recordar que cada circunstancia exige un código distinto. Cuando el Rey Don Felipe , Barack Obama o los Príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra han escogido el business casual ha sido porque se trataba de actos sin carácter oficial. Como en tantos sentidos, donde fueres haz lo que vieres. Curiosamente, puede que ahora la corbata se revalorice y viva una segunda juventud.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación