Boda Marta Ortega y Carlos Torretta
Las anécdotas de la fiesta de los Ortega; de los espaguetis de Eugenia Silva al éxito de los vinos gallegos
Marta Ortega y Carlos Torretta congregaron a unos 400 invitados ayer tras darse el «sí, quiero»
Sobre las 21.30 horas de este viernes, la muchedumbre agolpada en las inmediaciones del Real Club Náutico de La Coruña se dispersaba tras la llegada del Mercedes negro en el que viajaban los recién casados, Marta Ortega y Carlos Torretta . Las antorchas que iluminaban el acceso se apagaban y comenzaba la fiesta en el interior del club. Una velada estrictamente privada, sin medios en el interior. Eso sí, según ha podido saber ABC los invitados no estaban obligados a entregar sus teléfonos y cámaras en el hall de entrada como algunos diarios publicaron ayer. A la llegada, las azafatas contrastaban el nombre de las personas en un pequeño Ipad e iban pasando directamente. La entrada, que se efectuaba por el parking, no estaba muy clara y algunos invitados como Alonso Aznar , el hijo del expresidente, se equivocaron de acceso. Tras darse cuenta, se dio la vuelta, se detuvo unos segundos ante la prensa y espetó un tímido gracias.
En total se reunieron más de 400 invitados. «Había algunos momentos en que era un poco agobiante, estaba todo muy lleno y apenas nos podíamos mover», comenta a ABC uno de los invitados. Toda la celebración discurrió de pie, con decenas de camareros pasando comida y bebidas, junto con algunas barras de apoyo. El cóctel estuvo servido por el gallego Javier Olleros, de Culler de Pau, y Ricardo Sanz , de Kabuki. En sus propuestas para esta ocasión destacó el protagonismo de los vinos blancos gallegos , una elección muy aclamada por la mayoría de los asistentes. Entre ellos se sirvió Valdeorras, As Sortes y champán Ruinart.
Eso sí, el menú no sació del todo a la modelo Eugenia Silva , quien al llegar al hotel se pidió un plato de espaguetis con tomate , como inmortalizó en sus stories de Instagram. Junto a su gran amigo Jon Kortajarena fueron los más activos en redes y publicaron numerosas imágenes juntos posando con el puerto deportivo de fondo.
En la decoración del Club Naútico primaban los tonos beige, los sillones chéster de cuero y abundantes adornos florales. «Estaba precioso, sobre todo la vegetación y las flores ».
El código de vestimenta solicitado era casual chic. Así que apenas se vieron corbatas, solo americanas, muchas de terciopelo a pesar de los 20 grados. Quien no se ciñó al dress code fue Alfonso de Borbón , el marido de Eugenia Silva, quien se presentó en pantalones vaqueros. Una prenda muy desacertada para una celebración como esta. Reinaron los tonos oscuros y discretos, con las excepción del traje fucsia de Samantha Vallejo Nágera o alguna otra invitada que apostó por vestidos o pantalones de pailletes.
El ambiente musical estuvo a cargo de tres grupos de jóvenes artistas: The Bluebirds, Watermat y Sam French. Hoy los invitados desenfundarán el esmoquin para la gran fiesta que les aguarda en Arteixo, en el club hípico de Casas Novas .
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