Bárbara Rey «limpia» su agenda tras su ingreso hospitalario

Si bien sigue con el susto, lo peor ya ha pasado

Rey en el Museo ABC BELÉN DÍAZ ALONSO

Lleva una semana en el hospital madrileño Montepríncipe recuperándose de una infección bacteriana y asegura que lo peor ya ha pasado, pero Bárbara Rey (67 años) sigue con el susto en el cuerpo. Tras padecer un cuadro con dificultades respiratorias y fiebre, la actriz murciana fue ingresada con pronóstico grave. En un primer momento -y de ahí su preocupación y la de su hija, Sofía Cristo - se pensó que era debido a una neumonía, afección que ya tuvo años atrás. Ahora, una vez estabilizada, ambas ya se sienten más tranquilas y solo es cuestión de tiempo llegar a la completa recuperación.

Pero estos días de nervios y angustia también le han servido a Bárbara para saber qué personas son las que tiene cerca cuando vienen mal dadas y «limpiar agenda» , tal y como ella misma cuenta. Retirada desde hace más de un año de la vida pública para cuidar a un hermano enfermo en su localidad natal, Totana, la vedette lleva una racha complicada. Meses atrás, asaltaron la casa de una amiga, en la que ella se instaló, y robaron algunas de sus joyas más valor, tanto económica como sentimentalmente; además, aguantó en silencio el aluvión de informaciones sobre su pasado amoroso. Pero incluso así creía saber quiénes eran sus amigos de verdad y quiénes no.

Un gran desencanto

Hoy, recuperándose de su dolencia y utilizando su red social para hablar de su enfermedad, Bárbara ha confesado las alegrías que ha vivido con muchos amigos en este tiempo de enfermedad y, también, el enorme desencanto -ella lo define como «una decepción tan grande, que no tengo palabras para expresarlo»- con una persona a la que no pone nombre, pero que se tiene que dar por aludida.

Asegura que piensa reponerse y ser la misma mujer de un año atrás, antes de que «me abandonara en casi todos los sentidos para cuidar a mi hermano». Dice, además, que «nunca podré dar mi cariño a quien no corresponda y merezca todo lo que yo entrego. Saldrá de mi vida para que nunca más me haga daño a mí o a mis hijos».

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