Del autosecuestro y el porno a dormir en la calle: la dramática situación del ex de Falete
En 2017 fue condenado a cuatro meses de prisión por malos tratos a la que era por entonces su novia
Hacía años que en el mundo mediático no se hablaba de José Isaac Roffe , quien saltó a los medios del corazón tras salir a la luz su relación con Falete . Más conocido como «Caballito de Mar», recorrió los platós de televisión durante unos años en los que también protagonizó diversas polémicas. En 2008 fingió su propio secuestro y fue de acusado de simular un delito e interponer una denuncia falsa. Al parecer, su objetivo fue atraer la atención del público para promocionar el nuevo trabajo musical del cantante , con quien planeaba casarse, para ayudarle con sus problemas económicos.
Su vida hasta ahora ha sido escándalo tras escándalo. Tras la ruptura con Falete llegó a decir que nunca había salido con él y, después de algunas apariciones estelares en «Sálvame», en 2017 fue condenado a cuatro meses de prisión por malos tratos a la que era por entonces su novia. De hecho, cuando la Policía lo detuvo tras la denuncia de su pareja, descubrió que Roffe estaba en busca y captura por una denuncia de otra expareja.
Desde aquel momento todo se complicó. Después de salir de prisión se metió en el mundo del porno y se asoció con otro ex de Falete, Antonio Aguilera , con el que protagonizó un vídeo en el que aparecían practicando sexo con una transexual disfrazada de Falete.
Tal y como recoge ahora «El Español», fue el pasado mes de julio cuando, por fin, se tuvo constancia del paradero de Roffe, cuando un amigo suyo habló sobre su situación en el programa de Youtube «Bámbola». «La última vez que lo vi, lo vi regulín... esta última vez, bueno, sus cositas, sus huelgas, sus historias... Estuvo mucho tiempo mal, eso sí te lo puedo decir. Lo vi bebiendo en la calle a las cuatro de la tarde y se lo dije. '¿Qué haces bebiendo, hijo, a esta hora?», expuso.
Su íntimo amigo, muy preocupado por él, asegura que ha intentado darle un toque de atención y ayudarle, pues las informaciones sobre su mala vida vienen de lejos: «Él me llegó a decir eso, que estaba hasta durmiendo en la calle . Yo le he echado una manita que otra y se lo dije: 'Isaac, así no puedes seguir hijo. Un día vale, pero todos los días tampoco puedes estar en la calle...'».
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