Asunción Balaguer, en su última entrevista a ABC: «Lo mejor de mis 90 años ha sido mi vida con Paco Rabal»

ABC recupera la entrevista que la actriz, fallecida este sábado en Cercedilla (Madrid), concedió a este medio por su 90 cumpleaños

Asunción Balaguer y Paco Rabal, en el año 2000 ABC

Víctor Abril

En el escenario, en el plató, en el súper donde hace la compra casi a diario, en las calles de Alpedrete, el pueblo madrileño en el que reside, bien cerquita de sus hijos Benito y Teresa Rabal ... Día a día, demuestra que es un prodigio de fortaleza física y mental, de generosidad y ternura. Hace 90 años, Asunción Balaguer nacía en Manresa (Barcelona). Multipremiada y pluriempleada , es la actriz española en activo más longeva. Hoy tiene un buen motivo para repasar y celebrar sus nueve décadas de vida y de trabajo. Lo último, su participación en la serie de TVE «Olmos y Robles».

¿Qué le mueve para seguir al pie del cañón?

Lo único que te puedo decir es que disfruto mucho con mi trabajo. Me gusta interpretar y estar con el público. Cuando era pequeña no me gustaba como era, prefería ser muchas personas diferentes. Y supongo que sigo igual.

Cuando se casó con Paco Rabal, en 1951, usted era una de las actrices más destacadas del teatro español. Decidió retirarse para cuidar de su familia. Y, años más tarde, regresó casi arrasando. ¿Se arrepintió alguna vez de aquella decisión?

En cierto modo, nunca me sentí en el retiro ni apartada porque los directores de cine siempre me daban alguna sesión en sus películas. Cuando me casé y tuve hijos, sí decidí dejarlo durante un tiempo. A Paco no le importaba que trabajara, pues sabía que me gustaba mucho. Pero yo no podía viajar, quería cuidar de mis hijos. Jamás me arrepentí, jamás me importó apartarme.

¿Qué cree que pensaría hoy Paco Rabal si fuera testigo de su éxito?

Estaría contento. Él sabía la alegría que me entraba cada vez que me llamaban para un nuevo trabajo. Creo que las parejas que compartimos profesión nos entendemos especialmente bien. El trabajo del actor, en demasiadas ocasiones, lo encuentras lejos del hogar y hay que tener una gran capacidad de comprensión para entender que tu pareja tiene que marchar. Siempre que podía, yo le acompañaba en sus viajes profesionales.

Usted ha sido la única actriz española que, tras años de retiro, regresa por la puerta grande. Prácticamente desde el año 1985 no ha dejado de hacer cine, teatro y televisión, ni de recibir premios y homenajes. ¿Esperaba llegar a donde está?

La verdad es que, a mi edad, no esperaba tanto. Estoy muy agradecida, sobre todo porque cuando eres mayor valoras mucho que se acuerden de ti. Lo cierto es que yo me preparé de pequeña para ejercer una profesión que es muy vocacional. Hoy, con 90 años, cuando vuelvo a casa después de un día de trabajo me siento feliz. El trabajo nos da la vida a los actores. Puedes estar con molestias, pero en el momento en el que entras en el teatro o te metes en el rodaje, se te pasan todos los males.

¿Qué siente al cumplir 90 años?

Alegría. No tengo ninguna enfermedad, no me duele nada y puedo vivir sin ayudas. Todavía tengo muchas energías. Realmente, pasar de los 89 a los 90 no me dice nada especial; tan solo cambia un número, el ocho por el nueve. Yo creo que los 90 de ahora son como los 70 de antes. Poco más o menos. Hombre, con 90 años el corazón marcha un poco más lentito, pero nada más. Si te has cuidado y no tienes enfermedades, puedes vivir mucho tiempo. Nunca he fumado ni he bebido... y la genética también ayuda. Pienso que el trabajo de actriz no es especialmente duro, y eso debe contar para llegar a esta edad en buena forma. Nunca he cometido excesos. Bueno, he trasnochado con Paco, pero ha sido lo único.

¿Qué es lo que más ha disfrutado en estos últimos años?

Hacer teatro. «Sueños y visiones de Ricardo III», «Una vida robada»... Me gustó mucho trabajar con mi nieto Liberto, que es muy buen actor. Me resulta más cómodo hacer televisión y cine, pero me gusta mucho el teatro.

Además de Liberto, ¿alguno de sus nietos seguirá los pasos de sus abuelos en los escenarios?

Aparte de Liberto, creo que no. El resto estudiará una carrera. Eso es lo que a mí me gustaría, pero sé que a Paco también le habría hecho mucha ilusión que fueran actores. Es una profesión preciosa.

¿Cuál es el papel más extraño que ha encarnado en los últimos tiempos?

Precisamente he hecho una película en catalán que se llama «Noche de reyes», con Montserrat Carrulla. Mi papel es el de una lesbiana. Mi hija Teresa me llamó y me dijo: «Mamá, ¿cómo has hecho eso?» Y yo le contesté que soy actriz y que hay que hacer todo tipo de personajes.

¿Qué destacaría de lo vivido en estos 90 años?

Lo mejor ha sido mi vida con Paco Rabal. Era tan generoso y tan comprensivo... Siento que se me fue tan pronto... Y me gusta mucho mi familia y poder dedicarme a la profesión de actriz.

Hoy, ¿qué es lo que más recuerda de Paco Rabal?

Su generosidad y su gracia exquisita. Era muy bueno y gracioso. Le echo mucho de menos. Fue un buen compañero.

¿Cree que en España se le ha hecho justicia como actor después de fallecer?

No toda la que se debería o la que a mí me gustaría. Fue el primero que salió a trabajar fuera de nuestro país. Estuvo en Italia, Francia, Alemania... y con éxito. Era muy responsable en lo que respecta a su trabajo, se preparaba mucho sus papeles.

También fue un hombre de claros intereses políticos

Sí, pero le digo una cosa: por encima de todo, respetaba al ser humano fuera de la ideología que fuera. Tenía amigos de todos los partidos. Él miraba a la persona, no a sus ideas.

Cuenta una anécdota que, en tiempos de la dictadura, alguien dijo que había que tomar medidas contra Francisco Rabal y que Franco se opuso. «A ese ni tocarle. Es comunista pero es honesto», dijo.

A Paco nunca le llamaron para las fiestas que anualmente se ofrecían a los artistas en El Pardo. Pero yo sé muy bien que si le hubieran invitado, habría asistido. Hoy las personas con ideologías distintas se abrazan y son amigos, antes era más difícil hacer muestras de cariño en público a quienes pensaban diferente. Paco Rabal quería al hombre, sin más. La política, para él, era otra cosa.

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