El «annus horribilis» de la Reina Isabel II
El escándalo del Príncipe Andrés ha terminado por hundir a la Monarca, que no gana para disgustos
Estas Navidades no están siendo las más agradables para la Reina Isabel II (93 años). La prensa inglesa ya ha calificado este año como el «annus horribilis 2» de la Monarca tras 1992, época en la que tres de sus cuatro hijos se divorciaron y hubo un terrible incendio que asoló el palacio de Windsor, con la consiguiente pérdida de popularidad para la monarquía. «La Reina está bajo una gran tensión. Ella les dice a todos que está bien, porque eso es lo que hace», decían varios medios tras la decisión del Príncipe Andrés (más que consensuada con la Monarca –por no decir ordenada–), de dejar sus obligaciones reales como consecuencia de sus vínculos con el pedófilo Jeffrey Epstein.
Todo parecía una época de vacas gordas por la irrumpción de Meghan Markle en la Familia Real británica y la posterior boda que conquistó a todos los ingleses. Rejuveneció a la Casa Real: una exactriz de Hollywood, divorciada y de raza; sin embargo, tras la novedad, llegaron los problemas. La Duquesa de Sussex no se ha adaptado bien a su condición de royal y ha asegurado sentirse vilipendiada por los medios sensacionalistas . Emprendió junto a su marido, el Príncipe Harry, una cruzada este año contra la prensa amarillista , –muy crítica con los 2,8 millones de euros que se gastaron en reformar Frogmore Cottage en Windsor Great– con gran coste para los Windsor. Esto ha terminado con tiranteces con el resto de la familia. Los Sussex se han tomado un descanso de seis semanas de sus obligaciones reales y ni siquiera están disfrutando de las Navidades al calor de la hoguera de Sandringham junto al resto. Están en Canadá. Se dice además que están completamente aislados y no cuentan con ningún apoyo dentro de Palacio.
El marido de la Reina Isabel II, Felipe de Edimburgo (98 años), también le dio un quebradero de cabeza a principios de año. A su edad, el Duque todavía seguía conduciendo y con los peligros que eso entraña. En enero tuvo un accidente de coche , del que él salió ileso pero no la otra conductora, que se rompió la muñeca. Su perdón tardío y la mala gestión del percance fue muy comentado. Para colmo ha estado ingresado estos días en el hospital por una afección.
Unos problemas que se han quedado en minucias con el lío del Príncipe Andrés y su nada desdeñable entrevista que concedió a la BBC. No solo no convenció dando explicaciones vagas sobre su vinculación con Jeffrey Epstein, sino que ni siquiera se solidarizó con las víctimas (sí lo hizo días después tras las feroces críticas que recibió). Varios expertos han asegurado que el escándalo podría alterar la confianza en la monarquía , menoscabando el duro trabajo que ha realizado la Reina Isabel II durante toda su vida. La renuncia de sus funciones reales, una medida sin precedentes dentro de la Familia Real británica, no parece que vaya aplacar los ánimos. Tendrá un gran coste para los Windsor.
Ni que decir tiene que la Reina Isabel II tiene su cabeza en los problemas de Reino Unido y el Brexit. Y los problemas añadidos han provocado un gran desgaste en la Monarca que ya no sabe en qué enfocarse. Quizá 2020, sea un año tranquilo, lejos de las polémicas y los disgustos familiares.