Andrés Suárez: «Mi verano favorito fue tan genial que ese año conocí la depresión post-vacacional»

Ahora vive muy a gusto en Torrelodones, en la falda de la sierra noroeste de la capital, pero cuando llega el verano sus rincones de ensueño siguen estando en Galicia, en la playa de Pantín

Andrés Suárez ABC
Nacho Serrano

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Cuando los gallegos tienen que elegir cuál ha sido el mejor verano de su vida, suelen demostrar que la palabra morriña es suya. Así ocurre con el cantautor Andrés Suárez , que emigró de su terra galega para convertirse en uno de los artistas más queridos en cada rincón de España. Andrés vino al mundo en la primavera del ’83 en un hospital de Ferrol y se crió en Pantín, localidad que lo vería crecer y después lanzarse al mundo de la música con apenas diez años. A esa edad ya había montado su primer grupo, pero ya siendo un adolescente intuyó que su destino era ser solista, así que se marchó a Santiago de Compostela, donde enseguida destacó en la escena local. Después se fue a Madrid, conoció a Tontxu , y el resto es la historia de un ascenso lento pero seguro, que le ha llevado hasta la primera división del pop nacional. Ahora vive muy a gusto en Torrelodones, en la falda de la sierra noroeste de la capital, pero cuando llega el verano sus rincones de ensueño siguen estando en Galicia, en la playa de Pantín.

«Fue el verano de 2016, un verano de resacas enormes, las más gigantes de mi vida. Resacas de todo tipo, de risas, de reencuentros… Me pasaba todo el día en el agua, bañándome y haciendo el tonto con mis amigos. Recuerdo pasar tardes enteras tomando cervezas tumbados en la arena, y cuando caía la noche todos estábamos sumidos en un auténtico llanto de risas. Hay una canción que le hice a Dani Fernández , que se llama “6 de septiembre”, en la que cito ese veraneo. Dice: “Tengo que volver a verte, reír hasta no poder más, como aquel seis de septiembre, para siempre, otro verano que se va, como aquel seis de septiembre”».

La foto muestra las vistas que tenía desde su casa ese verano ABC

Suárez pasó esos días con sus «mejores amigos desde la infancia, desde la guardería» y los recuerda como «un auténtico “Verano Azul”, en el que todo va bien, en el que todo sale maravilloso casi como sin querer. Cada mañana me levantaba con las vistas de la foto que os he mandado, y así no se puede empezar mejor el día».

Cuando se le acabaron las vacaciones sufrió algo que nunca había conocido, la depresión post-vacacional. »Todo había sido tan genial, que me deprimí un poco cuando terminó . En mi vida me había pasado, no sabía lo que era. Para mí solo había que volver a la realidad, a la rutina, sin quejarse. Pero fue tan bonito ese verano…. mira, ahora recordándolo hasta me vuelve esa sensación de bajón».

Andrés tiene una guía de recomendaciones preparada para los que se animen a visitar la zona: «Hay un bar estupendo que está casi en la orilla de la playa de Pantín, que se llama Las Olas, y es el sitio idóneo para tomarte la primera caña del día mirando al mar . Después de un bañito, puedes ir a comer a un restaurante que se llama El Castro, que es fantástico no, lo siguiente. También se puede ir a cenar porque tiene un atardecer espectacular. Y si quieres marisco no hay que dejar de ir a Casa Caneiro, en Valdoviño. Si sigues esa ruta, la carretera que va de Ferrol a Ortigueira, todas las playas de Doniños, de San Jorge, son increíbles. Recomiendo pasar por el Faro de Meirás, por la playa de Villarube, y terminar la ruta en Cedeira, Ese comer en sitios poco masificados, ese dormir con mantita en verano… es una gozada. Si vas con tu pareja, ¡ese verano triunfas!».

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