Andrea Zarraluqui, la diseñadora de vajillas de la jet: «Me encantaría pintar algo para el Rey»
La artista jerezana abandonó su puesto en el sector de la comunicación hotelera para centrarse en la porcelana pintada a mano
Nació en Londres, pero por sus venas corre sangre jerezana y su primer apellido hunde sus raíces en Navarra. Andrea Zarraluqui Pardo-Domecq creció en Jerez de la Frontera rodeada de naturaleza, arte y pintura, correteando por las bodegas Croft, en las que su padre ejerció como director general. Y lo que un día comenzó como una afición derivó en un contundente proyecto profesional. Pintaba siempre en lienzos hasta que un día su suegra la animó a probar con nuevos soportes como la loza o la porcelana. Así comenzó a crear sus famosas vajillas que ya se han colado en las meses de rostros muy conocidos. Entre sus clientes figuran nombres como Nuria March, Eugenia Martínez de Irujo, Alejandra de Rojas, Carolina Herrera u Olivia Palermo y otros muchos que prefiere no desvelar. Ella quiere que sea la decoración de sus mesas la que hable por sí sola.
Su principal fuente de inspiración proviene de la botánica antigua y las fotografías de paisajes; tucanes, cactus, plantas tropicales y flores pueblan sus platos. Su estilo lo define como «natural, de trazo suelto, intuitivo e imperfecto». Y hace una década dio el paso definitivo al abandonar su cargo como responsable de marketing y comunicación de AC Hoteles para volcarse de lleno en el embellecimiento de vajillas .
La última creación de Zarraluqui rezuma aires italianos . Ha diseñado un plato, en colaboración con la marca de pasta Garofalo, que recrea el cromatismo de la costa amalfitana. A la hora de diseñar la pieza ha querido jugar con el encanto del sur de Italia, donde veranea a menudo . «Se trata de un país que, aún sin ser vecino, comparte con nosotros un estilo de vida y unas costumbres muy arraigadas que nos definen y enorgullecen».
Su cuenta de Instagram, donde acumula más de 140.000 seguidores, se ha convertido en el mejor escaparate de sus creaciones. Sus piezas obtienen en segundos miles «de me gusta». Hablamos con Andrea sobre estos tiempos difíciles para los negocios, marcados por la crisis sanitaria del covid.
¿Está notando en su negocio los efectos de la pandemia?
Por desgracia, creo que lo notamos todos. Mi negocio tiene una parte muy estacional que es la temporada de bodas, este año ha habido pocas y muy pequeñas y los meses que suelen ser más fuertes han sido flojos. Pero como de momento nos va a tocar disfrutar más en casa que fuera de ella, y en pequeños encuentros, qué mejor que hacerlo con platos bonitos.
En su nómina de clientes figuran rostros conocidos, habituales de las revistas del corazón... ¿Ha diseñado alguna vajilla para algún miembro de la Familia Real?
Tengo una clientela de lo más variopinta y maravillosa. Por suerte, parece que cada vez más gente aprecia el valor de lo hecho a mano; en este sentido Garofalo y yo nos dirigimos al mismo tipo de público, aquel que muestra una sensibilidad especial hacia la artesanía, la tradición heredada y la transmisión del «know how» a lo largo de generaciones. Por supuesto, me encantaría pintar algo para la Familia Real, sería un honor. Admiro muchísimo al Rey de España y valoro tremendamente la importancia de su papel en nuestro país.
¿Para quién le gustaría diseñar que aún no lo haya hecho?
Me encantaría hacer un diseño para La Cartuja de Sevilla, una de las grandes casas de loza que sobreviven en España, o para Hermes, otra marca que pone gran atención al detalle y valora las cosas bien hechas. Lo cierto es que las colaboraciones que más celebro son aquellas que tienen lugar con marcas con una larga historia detrás y que sitúan su valor en el origen.
¿El apellido Domecq abre puertas?
Aunque mi familia ya está desvinculada del todo con el mundo maravilloso de los vinos de Jerez, no deja de ser un apellido bonito, potente y con historia. A lo mejor las abre, pero yo solo uso Zarraluqui en mi marca. Un apellido navarro para una jerezana, así es España.
¿Cuál es la petición más rara que ha recibido?
No tanto rara como graciosa: uno de mis primeros encargos fue para una pareja a la que les gustaban mucho las bicis y la marihuana, cuya hojita acabé integrando sutilmente en la cesta de la bici.
¿A quién le tiraría un plato?
A todos los que nos mienten a diario. Necesitaría vajillas.
¿Qué es lo que nunca se debe poner sobre una mesa en cuanto a decoración?
Hay muchas cosas que no tienen cabida en una mesa. Por ejemplo, velas aromáticas que interfieran en los olores y los sabores de los platos.
¿Cuál es la pieza de vajilla a la que más cariño le tiene?
En general, adoro las soperas y las jarras. De manera concreta, una vajilla que me regaló mi madre.
Las redes sociales le permiten llegar a un público más joven. ¿Considera que su negocio ha crecido gracias a Instagram?
Mi negocio nació en Instagram, creo que es la plataforma más potente que hay hoy en día para todo lo visual, desde ropa a objetos de artesanía. Es un escaparate al mundo que, bien utilizado, es lo mejor que nos ha podido pasar a artistas y pequeñas y medianas empresas.