Amaia Montero, una despedida con voto de silencio

La cantante y exvocalista de La Oreja de Van Gogh cierra su comunicación en redes y se despide de sus fans tras protagonizar una nueva polémica desde el aislamiento en su casa

La cantante donostiarra en la playa de la Concha en San Sebastián José Usoz
Nacho Serrano

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«La pena deja plomo en las alas…», es el melancólico epílogo que dejó ayer Amaia Montero (43 años) en las redes sociales , tras anunciar el lunes que cerraba su comunicación con el mundo exterior para «curarse». Las alarmas saltaron hace dos semanas, cuando canceló un concierto online que iba a ofrecer a sus seguidores para animarles el confinamiento. «No me encuentro bien físicamente para hacerlo», dijo para disculparse. Unos días después, la artista vasca protagonizó una polémica tras enzarzarse con una seguidora en Twitter, y al parecer le ha afectado tanto como para tomar la drástica decisión de alejarse del mundo en este momento en el que todos necesitamos estar más conectados que nunca.

El desencuentro tuitero fue, en principio, una nimiedad. El pasado lunes fue el Día Internacional del Beso, y ella lo celebró publicando una foto de ella junto a su perro Pop. Una de sus fans, buena conocedora de la vida personal de la artista, sabía que la mascota había fallecido en agosto, y no se tomó bien la anacronía. « Queremos fotos nuevas », le espetó en la red social. Amaia, con toda la razón del mundo, le respondió que publicaba lo que le daba la gana. «Esta foto es inédita y significa mucho para mí... Me como a besos y abrazo a mi amor Pop que murió el agosto pasado. Me gustaría tener la libertad de colgar las fotos que me dé la gana, sean antiguas o actuales y si no te gustan... ya sabes... Y esto va también para algunas personas que me dicen cosas parecidas. Os aseguro que todo tiene un por qué».

La respuesta de la cantante prendió la mecha de los odiadores profesionales, que le reprocharon su respuesta, y ella casi acabó pidiendo disculpas. «No... realmente no entiendes cómo me siento... no lo sabes... para eso tendrías que haber estado y estar en mis zapatos... (…) como he dicho... todo tiene un porqué ... he sufrido muchísimo (...) Ahora solo necesito curarme y componer con tranquilidad y sin presiones».

Sus seguidores más fieles, los de su club oficial de fans, han lanzado una campaña para mostrarle su apoyo bajo la etiqueta #EnLosZapatosDeAmaia, pero eso no parece haber calmado la ansiedad de la cantante, que finalmente ha dicho «hasta luego» a las redes.

Un nuevo capítulo

Este es sólo un episodio más en su triste historial de polémicas, cuya primera página podría situarse en las últimas rondas promocionales con La Oreja de Van Gogh. En una ocasión se encerró en un baño durante una sesión de fotos que terminó cancelándose, y en otra entrevista decidió dejar plantados a sus compañeros y al periodista para irse de compras. Ya en solitario, sufrió la primera controversia online en 2012, cuando tuiteó la frase «A veces cuando las mujeres dicen ‘‘no’’, solo quieren saber de lo que serías capaz de hacer por ellas».

Tras una temporada más tranquila, en 2018 empezó su peor racha. En marzo apareció en los premios Cadena Dial con lo que muchos calificaron como « su nuevo rostro », desatando todo tipo de críticas por su presunto paso por quirófano. Y en junio llegó la noche maldita, cuando dio aquel concierto desastroso en Cantabria en el que se la llegó a oír decir «no se ni dónde estoy». Algunos compañeros, como Manolo García , salieron en su apoyo ante la lapidación pública en redes. Pero unas semanas después volvió convertirse en blanco fácil, al quedarse en blanco durante varios segundos mientras cantaba su nuevo single en el programa de Juan y Medio en Canal Sur. Pasó aquel verano bajo una presión enorme, pero al menos le quedaban las ventas de sus discos: su cuarto álbum, «Nacidos para creer», fue número uno (a lo largo de su carrera ha vendido ocho millones de discos).

Enfrentamiento con Malú

Sin embargo, en septiembre del mismo año empezó a publicar tuits de lo más extraños, como «The game is over» o «Empezando a despedirme y empezando por el principio». Ese mismo mes, su caricatura rozó el paroxismo al enfrentarse con Malú , a quien acusó de llamarla gorda cuando esta trataba de defenderla de las críticas sobre su peso.

El regreso a los fangos de las redes sociales ha golpeado fuerte esta vez a Amaia, que no quiere o no puede hacer declaraciones. Este periódico intentó ayer recabar alguna información al respecto con su entorno cercano y con su agencia de management, pero no hubo respuesta.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación