La alargada mano de Carrie Symonds en el 10 de Downing Street

La prometida de Boris Johnson ha ejercido gran influencia en la caída de dos pesos pesados del Gobierno británico esta semana

Boris Johnson y Carrie Symonds, en la celebración del Día del Armisticio REUTERS

IVANNIA SALAZAR

Si pusieran una cámara en el número 10 de Downing Street, no cabe duda de que la población británica, tan fanática de las series, se deleitaría con una de las mejores de los últimos tiempos, y en la que los protagonistas son el primer ministro Boris Johnson, sus colaboradores y su novia, Carrie Symonds . El argumento es simple: en medio de una pandemia mundial que se ha cobrado hasta el momento en Reino Unido la vida de más de 50.000 personas y de un divorcio complicado a punto de consumarse sin acuerdo comercial entre el país y la UE, tras los muros de la oficina del gobierno las luchas de poder se recrudecen. Para completar el guión solo hay que echarle creatividad a los diálogos, no muy difíciles de imaginar, considerando que últimamente mucho de lo que ocurre tras bambalinas se filtra a los medios.

Debido a esa «guerra civil» en la oficina del presidente, esta misma semana dos gigantes del gobierno consumaron su salida. Primero fue Lee Cain, director de Comunicación que dimitió después de que se conociera que iba, supuestamente, a ser ascendido a jefe de gabinete, algo que finalmente no sucedió, entre otros motivos por el veto de Symonds, que no hizo nunca buenas migas con él. Tampoco las hizo con Dominic Cummings, principal asesor y mano derecha de Johnson, que el viernes salía por la puerta de Downing Street con sus enseres en una caja de cartón.

Dominic Cummings

Pero Symonds es mucho más que la pareja de Johnson, su prometida y madre de su último hijo. Es una convencida ambientalista, feminista, ferviente admiradora de Michelle Obama y, entre otros cargos, fue directora de comunicación del Partido Conservador. Su ambición profesional no le llegó con su relación con Johnson, sino que, al igual que su inteligencia, le viene de cuna: es hija de uno de los fundadores del diario de centro izquierda «The Independent», Matthew Symonds, y de la abogada del mismo periódico, Josephine McAffee, quienes le dieron una educación privilegiada.

La «primera novia» del Reino Unido (como se refiere la prensa local a ella, en lugar de «primera dama», porque la pareja es la primera que vive en Downing Street sin estar casada), fue elegida por su prometido como asesora especial del Gobierno , y es debido a ello que ha tenido sus discrepancias con Cain y Cummings. Con este último tuvo un sonado rifirrafe en febrero del que la prensa se hizo eco, y el motivo fue la reestructuración del gabinete. En aquel momento, Sajid Javid renunció de forma sorpresiva a su puesto como Ministro de Finanzas pese a que estaba previsto que siguiera en su puesto. Su dimisión se produjo en medio del aumento de las tensiones con Cummings, quien habría estado detrás de la orden de que despidiera a su propio equipo, a lo que Javid se negó.

Sus secuaces

Symonds, que ejerció también como asesora especial de medios en el equipo de Javid cuando estaba en el departamento de Comunidades y Gobierno Local, podría estar detrás de su posible regreso a la oficina del premier. Y es que tras la caída de los dos amigos que ostentaban grandes dosis de poder, y con el puesto de jefe de gabinete aún a la espera de un candidato adecuado, ya se especula con que el ex ministro de Finanzas podría ocuparlo, en un regreso triunfante.

Una vez más, la voz de Symonds podría ser escuchada por su pareja, que ya se mostró, entre otros cosas, en contra de la cacería de zorros gracias a ella. Además, no está sola. Cuenta con el apoyo de numerosos parlamentarios y funcionarios contrarios a Cummings, que aplauden su decidida oposición a una cultura política que ha calificado como machista y tóxica.

En el terreno personal, es también suyo el influjo tras los intentos del premier de perder peso, así como de mejorar su imagen y su condición física, sobre todo después de haber superado el Covid-19. Sus fanáticos bromean con que su última frontera, una vez caído Cummings en desgracia, sería lograr que Johnson fuera a la peluquería.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación