De 1992 a 2020, la nueva fiebre de divorcios en la Familia Real británica

La Reina Isabel II acaba de ser testigo del fracaso matrimonial de su nieto mayor y de su sobrino

David Armstrong-Jones y Serena Alleyne Stanhope

IVANNIA SALAZAR

Los divorcios dentro de la Familia Real británica no son raros, pero parece que últimamente hay una fiebre de separaciones. Hace poco menos de dos semanas el primer nieto de la Reina, Peter Phillips, y la canadiense Autumn Kelly, anunciaron a través de un comunicado que se divorcian tras doce años de matrimonio y que compartirán la custodia de sus hijas: Savannah, de nueve años, e Isla, de siete. El hijo de la Princesa Ana, que ocupa el puesto 15 en la línea de sucesión, conoció a su pareja en el año 2003 en el Gran Prix de Canadá y empezó entonces una de las historias de amor favoritas de los británicos.

La noticia apenas se estaba enfriando cuando un nuevo divorcio entró en escena. Esta vez, han sido David Armstrong-Jones, hijo de la Princesa Margarita y del famoso fotógrafo Antony Armstrong-Jones, y Serena Alleyne Stanhope quienes han puesto punto y final a un matrimonio de un cuarto de siglo. El conde y la condesa de Snowdon, de 58 y 49 años respectivamente, anunciaron que su separación es «amistosa» y ambos «han acordado amigablemente que su matrimonio ha llegado a su fin y que se divorciarán.

Los condes de Snowdon contrajeron matrimonio en 1993 y tienen dos hijos: Charles Armstrong-Jones, de 20 años y vizconde de Linley; y Lady Margarita Armstrong-Jones , de 17, que fue dama de honor en la boda del Príncipe Guillermo y Catalina de Cambridge. La joven fue bautizada con el nombre de su abuela, la Princesa Margarita, hermana menor de la Reina, que falleció en el 2002. Fue precisamente ella, conocida como «la princesa rebelde», la que protagonizó el primer divorcio dentro de la Familia Real británica en la era moderna, al decidir separarse de Antony Armstrong Jones en 1977 tras diecisiete años de matrimonio. Tony fue el primer plebeyo en casarse con un miembro de la familia en más de cuatro siglos, después de que a Margarita se le hubiese «prohibido» casarse con su gran amor, el capitán Peter Townsend, justamente por, vaya ironía, ser divorciado. La prohibición no fue explícita, pero su hermana la Reina le comunicó que si se casaba con Towsend perdería su título de princesa, sus derechos de sucesión y la asignación de dinero público que le correspondía como hija del rey Jorge VI. La cosa era como para pensársela. Su boda con Tony, pocos años después, fue además la primera boda real que se retransmitió por televisión.

Peter Phillips, y la canadiense Autumn Kelly EFE

Las dos últimas rupturas entre los Windsor se suman a los divorcios más sonados de su historia, entre ellos los de tres de los cuatro hijos de la Reina fraguados en 1992: Carlos y Diana de Gales, la Princesa Ana y Mark Phillips, y el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson . Pero hay más entre los miembros menos conocidos de la realeza. Por ejemplo, en el 2018 terminó también una historia de amor que los medios de comunicación se encargaron de convertir en su momento en verdadero cuento de hadas: la de Lady Davina Windsor y Gary Lewis, aunque el palacio de Buckingham lo confirmó con un escueto comunicado en marzo del 2019: «Lady Davina Windsor y Gary Lewis se divorciaron el año pasado». Ella es la segunda hija del duque de Gloucester, primo de la Reina Isabel II, y conoció a Lewis, un obrero de construcción neozelandés de origen maorí, durante un viaje a Bali (Indonesia) en el año 2000. Davina se mudó a vivir con él a Nueva Zelanda, donde ocultó su «sangre azul» y se casaron en el 2004 en una ceremonia a la que no acudió ningún miembro de la familia real. El matrimonio duró 14 años, en los que nacieron dos niñas: Senna Kowhai de nueve años, y Tane Mahuta, de siete.

En su último discurso navideño, Isabel II señaló que el 2019 fue un año complicad o. Y por lo visto, el 2020 no está siendo más sencillo. Además de las rupturas, la crisis del Megxit, cuyos protagonistas son el Príncipe Harry y su esposa Meghan Markle, aún ocupan muchos titulares y la caída en desgracia del Príncipe Andrés por su relación con el ya fallecido pedófilo Jeffrey Epstein es un culebrón que no acaba.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación