La emotiva visita de la duquesa de Suárez a un centro especializado en problemas de calvicie
Alejandra Romero se presentó por sorpresa el establecimiento donde Mariam Suárez, fallecida por un cáncer de mama, encargaba sus pelucas
Muy emocionada, casi con lágrimas en los ojos, es como se quedó Mercedes Garrosa tras la visita por sorpresa que recibió ayer por la mañana, durante la presentación a los medios del trabajo que realiza en el centro capilar Tizho's . Su especialidad desde los años 70 es ayudar a todas esas personas que han perdido pelo y diseñar unos postizos o pelucas a medida . Es la misma filosofía que los trajes de alta costura, aplicada al cabello.
Hasta el año 1986, la mayoría de los clientes de Tizho's eran hombres y mujeres que sufrían de alopecia por diferentes motivos. Sin embargo, a partir de esa fecha empezó a dedicarse en cuerpo y alma a los enfermos de cáncer , que, debido al tratamiento de quimioterapia, sufrían pérdidas de pelo. Para ellos creó sus pelucas personalizadas, que distan mucho de las que se encuentran en la mayoría de tiendas. Son trabajos artesanales donde además hay una profunda carga emocional que Mercedes suple gracias a la energía y el optimismo que trasmite . La periodista Concha García Campoy , quien falleció en julio de 2013 a causa de una leucemia, fue una de las muchas personas que acudieron a su centro. «El paciente oncológico es muy vulnerable. Cuidar la imagen y estética durante la enfermedad le da mucha estabilidad» , asegura Garrosa.
Precisamente una de sus clientas durante más de diez años fue Mariam Suarez , primogénita del presidente Adolfo Suárez y luchadora durante un largo periodo de su vida contra un cáncer de mama contra el que definitivamente perdió la batalla el 7 de marzo de 2004 . Tres años antes, la madre de Marián, Amparo Illana, moría del mismo mal.
Aunque por aquel entonces era muy pequeña, Alejandra Romero , la actual duquesa de Suarez, aún recuerda cómo su madre siempre habló con cariño de Mercedes. Por eso, cuando en la mañana de ayer se dirigía a su trabajo en el barrio de Salamanca, reaccionó de una manera tan sorprendente y emotiva. Un cartel en el portal de una casa le llamó la atención: se anunciaba la presentación del trabajo de Mercedes Garrosa, así que Alejandra no se lo pensó dos veces. Entró en el local y se abrazó a la mujer que tanto quiso y ayudó a su madre . Fue un encuentro totalmente fortuito, dado que no habían tenido contacto en todos estos años. Pero hay cosas que la memoria no olvida, y menos en la mente de una hija que vivió tan de cerca el proceso de esa enfermedad.