Lunares y volantes en la pasarela madrileña
Entre una verdadera ensalada de desfiles, destacó el preciosismo de Teresa Helbig, con bordados, pedrerías y vestidos joya
El tercer día de la Semana de la Moda de Madrid, David Delfín sorprendió con un invento, como siempre . En esta ocasión, el malagueño, que ahora practica deporte con regularidad, ha sacado a la palestra unas prendas ortopédicas, réplica de las que se utilizan para corregir la postura de la espalda. La colección se llama «Psoas» que es el nombre del desconocido músculo que nos permite estar erguidos o andar . Buena lección de anatomía. La impresionante Bimba Bosé , que sigue siendo el mayor activo de David Delfín, desfiló con un vestido largo de rayas de colores fuertes . Este año vemos rayas de colores por todos lados: algún bureau de tendencia ha debido inventar que estarían a la última. También desfiló con una curiosa mezcla de esmoquin rematado por falda de faralaes negra. Lo mejor, aparte de la guapísima Bimba, las joyas de Helena Rohner , ya un clásico de la modernidad.
Suenan pájaros, cantos, el agua de un riachuelo, niños jugando de fondo e incluso un lejano afilador que anuncia su paso. Tras su debut la temporada pasada, Leandro Cano , Luke, presentó una colección muy femenina con toques andaluces . Los geranios y claveles dibujados en las telas eran obra de Carlos Buendía. Lunares gigantes y bordados remataban las prendas. Las piezas en ganchillo y punto grueso eran una oda a los tapetes de encima de la televisión de las casas de pueblo de la época de «Cuéntame».
Los volúmenes de las prendas se han conseguido por el uso de materiale s como la arpillera, el cuero o la organza . El «verano de interior» que refleja Leandro Cano en esta colección ha conjugado los verdes del olivar de su Jaén natal, los ocres de las tierras arcillosas del valle del Guadalquivir, los femeninos tonos rosas de la ropa de las mujeres de su familia y el blanco de los cortijos encalados. Buenas variaciones de pantalones tipo palazzo . Sofisticado, clásico en los cortes y perfeccionista, Leandro Cano ha confirmado su alternativa. Le siguió Esther Noriega, con «Tempo» una colección hiperfemenina plagada de vestidos amplios, gasas y transparencias.
«En plen air» . Con este nombre bautizó Etxeberría su última colección. Ha declinado un material clásico de la sastrería anglosajona, el veraniego "Seersucker", una especie de algodón mil rayas rugoso que se puso de moda entre los niños bien del sur de Estados Unidos en los años 20. Tiene mérito conjugar una colección en prendas tan distintas partiendo de un único material. Modelos femeninos y masculinos. Puesta en escena atípica, como acostumbra.
Deconstrucción del lunar
Juana Martín le dio una y mil vueltas a la deconstrucción del lunar : partido, multiplicado, dividido, grande, pequeño… El lunar visto desde una óptica galáctica. Jugó con el blanco y el negro, intercalando de vez en cuando un rayo de amarillo fuerte en lo que se podría llamar flamenco sport. Añadió volantes a algunos vestidos austeros y realizó una versión deportiva del famoso vestido con volante lateral verde jade de Valentino que Jackie Kennedy llevó en un viaje a Camboya en los años 60.
Perfeccionista y creativa como siempre, Teresa Helbig brilló con su preciosismo. Los bordados, la pedrería y los vestidos joya se han inspirado en las chinoiseries, una moda de lo oriental que fue recuperada por los sofisticados franceses a finales del siglo XVII. Ha elegido tejidos como la bambula o la blonda. El trabajo manual, como siempre sorprendente, es un auténtico lujo : las petites mains del equipo de costureras de Teresa se lucen con su obsesión permanente por el detalle. Se han alternado prendas de napa marfil con dibujos tatuados a mano por especialistas en el arte del tatuaje. Los tutús bajo faldas y shorts aportaban curiosos volúmenes. Los originales zapatos de tacón extra-grueso volcado hacia atrás, que recordaban a los zapatos desvencijados perdidos en el desván de alguna tía abuela, eran de Serena Whitehaven.
Ion Fiz dio show. Con el attrezzo de un pianista y un juego de máscaras , presentó su colección de primavera. Por primera vez contaba con piezas de ropa interior que ha realizado para la marca Alma Bloom. Las prendas con un atractivo sesentero, alternaban fajas, combinaciones y negligés de otras épocas. El resultado, decentemente picante, verdaderamente fresco y atractivo. El resto de la colección, muy variada, tenía inspiraciones múltiples: prendas en plástico de estilo Courrèges, otomanes, bordados, gasas y tules. Cien versiones de la mujer femenina de distinta época. Los bolsos de mano, un único modelo declinado en varios tonos, son una propuesta ganadora. En unos días, Ion Fiz presentará su colección también en París, un paso valiente que le abrirá las puertas del mundo.
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