Jamie Oliver, el chef que enseña a comer a los ingleses, se compra una mansión

Cuando nació, Jamie Oliver era el hijo de los dueños de un pub-restaurante rural del Este de Inglaterra , que vivían encima de su negocio. A los 16 plantó la escuela y poco después comenzaba a trabajar como pinche en Londres, en un italiano del Soho de la cadena Carluccio’s. Pero hoy, a sus 40 años, es el dueño de un imperio que ha levantado a pulso con su simple esfuerzo personal. Se le atribuye una fortuna de 245 millones de euros y es el cocinero que predica a los ingleses la buena nueva de que se puede comer de una manera más saludable (y más mediterránea).

El campechano Oliver ha vendido 37 millones de libros de cocina , pero lo que lo ha hecho grande es la televisión. En 1999 debutó en la BBC con su programa «El chef desnudo» y resultó que poseía un extraordinario don para la comunicación. A rebufo de ese éxito, ha ido levantando su cadena de restaurantes, que van desde italianos y opciones algo troteras hasta algunos locales selectos que intentan la alta cocina.

Cuando empezaba su carrera y ofrecía sus primeras entrevistas, Jamie, entonces un risueño chico rubio de pelo de punta, proclamaba que a los 40 quería estar de vuelta en el campo, retirado y al frente de un pequeño pub. Una ensoñación idílica que queda muy lejos, porque la impresionante maquinaria empresarial que ha puesto en marcha ya no le permite apearse. Sabedor de que le queda Londres para rato, el cocinero estrella se ha comprado una mansión en Hampstead Heath , una hermosa zona del Norte de Londres , próxima a un inmenso parque que domina la metrópoli desde la llamada Colina del Parlamento. La villa le ha costado 13,6 millones de euros y la adquirió en julio a través de la inmobiliaria Savills.

La vivienda es lo que cualquiera soñaría cuando imagina el mundo inglés más bucólico. Data del siglo XVII y tiene nivel dos de protección patrimonial, pero está reformada con todas las comodidades. Cuenta con ocho habitaciones paneladas, donde morarán Oliver, su mujer Jules y sus cuatro hijos, de 13, 12,6 y cuatro años. Como guinda, la casa tiene un jardín de película, con estanque de época, estatuas clásicas y vistas a al bosque de Hampstead, un parque que mantiene la City de Londres, que se gasta cada año seis millones de euros en su mantenimiento.

Oliver tampoco se podía quejar en su casa anterior, valorada en 9,5 millones de euros y ubicada no muy lejos, en la también espléndida zona de Primrose Hill. Pero Hampstead, que permite vivir en Londres pero como si se estuviese en un pueblo de postal lleno de villas maravillosas, es moda entre la crema de su quinta. Allí viven otros cuarentones de éxito, como Kate Moss, Jude Law, George Michael o Liam Gallagher.

El cocinero no es el único que contribuye al bienestar pecuniario de la familia. Su mujer ha creado Little Bird, una tienda de ropa de niños que está funcionando. Jamie está inmerso en la actualidad en una campaña contra el azúcar, el dulce asesino. También mantiene otra para que mejore la nutrición de los escolares, pero no da todavía los resultados esperados. Según ha reconocido el entorno del chef, las clases populares inglesas continúan considerando que comer limpio, ligero y sano, a la mediterránea, es una sofisticación europea más bien pijilla.