Sarkozy y Hollande, estilos enfrentados a pie de playa
Hollande hizo su aparición pública «solitaria», sin Julie Gayet, y Sarkozy deseó presentarse como un «padre de familia moderno»
Photoshop, pornosoft, twitter y la intimidad más tórrida también son armas de guerra política para François Hollande y Nicolas Sarkozy, que han utilizado las vacaciones para prolongar su duelo más íntimo a través de una exposición interesada de sus cuerpos más o menos serranos. Entre finales de julio y la primera quincena de agosto, la mujer más buscada de Francia ha sido Julie Gayet, la «novia» de François Hollande, presidente de la República.
Tras varias semanas de incontables averiguaciones fallidas, Julie Gayet ha permanecido invisible. Nadie duda que el presidente y la actriz se han «visto» y un poco más durante algunos días. Ambos han preferido vivir sus relaciones en una intimidad absoluta y perfecta, imponiendo una discreción finalmente triunfante.
La actriz y el jefe del Estado han ganado la batalla contra reporteros y fotógrafos. En vísperas de su vuelta a París, donde lo espera un otoño caliente, Hollande terminó dejándose ver y fotografiar, en la finca de un amigo y consejero, en una finca de alta burguesía acomodada, en la Provenza. Aparición pública «solitaria», sin Julie Gayet. El presidente hizo una «salida» destinada a «contentar» la voracidad de la prensa rosa bombón. Y dio una imagen de hombre solo que ha engordado, sonriente, dicharachero, dialogando con la «gente de la calle». Imagen altamente política, destinada a intentar «tranquilizar» a una opinión pública inquieta.
A juicio de Hollande y sus consejeros, la imagen de un presidente «mujeriego», acompañado de su última novia, en plan «íntimo», tendría una catastrófica lectura política , inconveniente e indeseable. Un presidente amable, sonriente, gordezuelo y chistoso ofrece una imagen más llevadera para los sufridos electores con un pariente en el paro y el poder adquisitivo por los suelos.
Ante esa imagen «conservadora» de un presidente «tranquilo», respondió Nicolas Sarkozy a paso de carga, como corresponde a su talante : una portada en Paris-Match, presentando las vacaciones «familiares» del ex presidente y su esposa, Carla Bruni, en Córcega, con su hija, Giulia.
Frente a un presidente «solo», «sin familia», «gordo y arcaico», con una novia que prefiere esconder para no dar la nota, Sarkozy deseó presentarse como un «padre de familia moderno». La operación corre el riesgo de ser un tiro por la culata, tan glamour como «arriesgado».
La portada de Paris-Match se ha convertido en motivo de incontables «chistes». No es un secreto que Sarkozy es bajito (quince centímetros más bajo que se esposa, antigua modelo de alta costura), con una tendencia a la gordura difícil de controlar. Pequeños detalles que Photoshop «arregla» con una rapidez vertiginosa. En la portada de Paris-Match, Sarkozy aparece más alto que Carla Bruni, luciendo un torso atlético…
A las pocas horas de publicarse, la portada de Paris-Match hizo estragos en las redes sociales, con un comentario irónico: «Sarkozy pasa sus vacaciones en Photoshop» . Más allá de la anécdota, se trata de un error de cálculo tirando a peligroso: una señora tan guapa, en paños menores, vende muchos periódicos pero puede inquietar por su «osadía» a un electorado popular y conservador poco sensible a los «atrevimientos».
El resto del reportaje de esa portada tampoco tiene desperdicio. La pareja Sarkozy - Carla tienen sus fotógrafos preferidos, alertados y bien informados de los horarios del baño «familiar» del ex presidente y su esposa. Las posturitas de la señora Sarkozy, dando la espalda a los fotógrafos , para mejor ofrecer a los fotógrafos las partes más torneadas de su silueta íntima, en todo su esplendor, rozan el pornosoft, con Sarkozy mirando sonriente al objetivo de 400 o 600 mm. de un fotógrafo amigo. «Pornosoft» es una palabrea que se inventó Helmut Newton (un respeto) para calificar ese tipo de imágenes tomadas con falso “candor” en posturistas de lo más elocuentes.
Hay otras fotos no menos familiares, con velados matices «políticos». Cuando la pareja Sarkozy - Carla dejan de «posar» y besarse para el distinguido público fotográfico , la niña, Giulia, aparece acompañada de una señora del servicio, francesa de raza negra… Detalle nada azaroso: los cuatro millones de franceses de raza negra (nacidos en las antiguas colonias) apreciarán el fino toque liberal del expresidente , confraternizando con el servicio en una playa más o menos pública, de muy difícil acceso al gran público, claro está.
Las audacias veraniegas de Sarkozy tienen un doble objetivo. Confirmar su imagen de presidente «liberal moderno», frente a dos rivales mucho menos audaces: Hollande (cuyos «michelines» dan una imagen veraniega tirando a arcaica) y Alain Juppé, aspirante al liderazgo conservador, a quien Sarkozy insiste en presentar como un «viejo» de 69 años, impresentable en bañador… Buena esposa, Carla Bruni se presta a las maniobras veraniegas y fotográficas de su esposo, dando la nota más provocativa de sucesivos veranos.
El verano de 2014, la gran foto de la pareja Sarkozy - Bruni fue la de una salida íntima, en moto, sin casco, con los muslos de la señora luciendo a toda vela, en minifalda. El verano de 2015, la portada de Paris-Match pasará a la historia , con un Sarkozy que ha crecido veinte centímetros de altura y ha perdido otro tanto de cintura, a través de Photoshop. Carla Bruni, por el contrario, luce una espléndida línea de señora que ha perdido la esbeltez de la antigua modelo para ganar unos kilos muy bien dispuestos en una silueta que ella mueve con el gran arte de una profesional.
En términos de imagen, Sarkozy quizá haya ganado su duelo veraniego con Hollande. Visible o invisible, Julie Gayet no aguanta el tirón / comparación con Carla Bruni. La actriz es una chica mona y bien. La esposa de Sarkozy es una señora de armas tomar, con temible «trapío». A título personal, lo de ganar quince centímetros de estatura y perder diez centímetros de barriga, a través de Photoshop, temo que no sea una victoria política de fondo para Nicolas Sarkozy. Un presidente (Hollande) que gana kilos y no para de contar chistes en una Francia empantanada y en crisis tampoco da una imagen entusiasmante. Es lo que hay. Los expertos en comunicación se mesan los cabellos. La prensa rosa bombón intenta hacer su agosto con los despojos que encuentra. La opinión pública, amedrentada, se pregunta en silencio hacia donde va Francia, temiendo que las maniobras veraniegas se transformen en subidas de impuestos, el otoño que viene.
Noticias relacionadas