La escapada secreta de Varufakis a su paradisíaca casa en la isla de Egina

El exministro ahora percibe un sueldo de 5.705 euros al mes por su acta de diputado. Ya no vive en el famoso ático con vistas a la Acrópolis, pero continúa disfrutando de su mansión en el golfo Sarónico

La escapada secreta de Varufakis a su paradisíaca casa en la isla de Egina afp

begoña castiella

Tras su dimisión el pasado domingo y una escapada casi secreta a su paraíso particular en la isla de Egina , el carismático exministro de Finanzas Yanis Varufakis ha regresado al Parlamento griego . Ahora, sin embargo, ya no se sentará en el banco del Gobierno, junto a Alexis Tsípras y el vicepresidente Yánis Dragasákis , sino que lo hará con el resto de diputados radicales, entre los que pasa más desapercibido.

Varufakis , cabe subrayarlo, no es miembro de Syriza y ni siquiera le conocían en el Comité Electoral de este partido. Fue una elección personal de Tsípras presentar su candidatura a diputado. El pasado mes de enero, más de 100.000 griegos de la periferia de Atenas le votaron. Obtuvo más votos que otros pesos pesados como Dragasákis, Tsakalotos (su sucesor), Nikos Papás y diversos radicales importantes. En Syriza, todo hay que decirlo, no tragan a Yanis Varufakis.

Ahora, al impetuoso exnegociador no le queda otra que reinventarse: ha pasado de héroe de las finanzas a mártir de la causa griega al presentar su dimisión para facilitar una negociación que podría salvar a su país de una salida del euro y de la Unión Europea . Ganará menos: el sueldo de un diputado que también sea ministro es de 5.850 euros al mes, mientras que si solo es diputado se queda en 5.705 euros (lo de perder poder adquisitivo es un decir). Eso sí, los diputados helenos tienen muchos extras al mes: un plus para organizar su oficina parlamentaria (1.800 euros) , gastos de desplazamiento (en su caso, solo 350 euros) , gastos de teléfono (600 euros) , posibilidad de tener un coche bajo leasing (Yanis prefiere ir en su moto) y contratar dos colaboradores para su despacho con sueldos de hasta 1.600 euros cada uno.

De momento, Varufakis mantiene cerrado el móvil que utilizaba para dar entrevistas y dice que no quiere hacerle sombra al discretísimo Euclides Tsakalotos . ¿Ha sufrido un cambio de personalidad? No, aseguran sus amigos. Solo espera a que este domingo se apruebe o rechace la propuesta griega y, después, volverá a ser el de siempre.

De Varufakis se ha comentado de todo: sobre su cortesía, su sonrisa y su brillante inglés; sobre su costumbre de hablar largo y tendido como si estuviera ante sus alumnos de la universidad. También, su arrogante manera de negociar en Bruselas , a donde llegaba sin propuestas concretas y pontificando durante largos minutos sobre teoría económica; o sobre su forma de vestir, sin corbata, con la camisa por fuera y unas chaquetas de dudoso gusto. Por no hablar de sus bufandas y chaquetones , como si fuera un adolescente con ganas de llamar la atención.

Pero también ha sido el ministro de Finanzas más osado, entrevistado , leído y reconocible de Grecia. Y ha demostrado tener disciplina de partido y lealtad hacia Tsípras : dimitió cuando se lo pidió para ayudar en las negociaciones.

Yanis ha reconocido públicamente su gran error de imagen: posar con su mujer, la artista Danáe Strátu , en la terraza de su bonito ático frente a la Acrópolis siendo ministro de un gobierno de izquierdas, reportaje que en España publicó ABC en exclusiva . Lo hizo después de declarar públicamente que «la austeridad empieza en casa. Estamos a favor de la vida austera». Casi se lo comen.

Poco después del reportaje que le causó tantas críticas, abandonó el piso (alquilado a los padres de Danáe) y se mudó a un discreto apartamento en un barrio burgués cerca de la Plaza Mavíli . Eso sí, nada mas dimitir se refugió en la casa de veraneo propiedad de su esposa en la isla de Egina, donde estuvo con su única hija, Xenia , que vive en Australia.

Ahora Varufakis está de vuelta en Atenas. El jueves, cuando conversaba con otros diputados en el bar del Parlamento , recordó a los periodistas que no siguieran llamándole ministro y se mostró generoso con su sucesor: «Entiendo a Tsakalotos. Le apoyo» . No pudo evitar dar la clave de su dimisión: fue debido a las constantes presiones del ministro alemán Schäuble y de otros ministros de la eurozona, pero también a las presiones internas.

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