La millonaria herencia de Cayetana de Alba, en suspenso hasta noviembre

Sus hijos han pedido una prórroga para el reparto de un legado valorado en 18 millones de euros

La millonaria herencia de Cayetana de Alba, en suspenso hasta noviembre efe

beatriz cortázar

El pasado 20 de noviembre fallecía en Sevilla , en su cama del palacio de Dueñas, la duquesa de Alba. Rodeada por sus hijos y su marido, Cayetana se iba cumpliendo su última orden, que era descansar en su palacio y tener a sus seres queridos cerca. Desde ese momento todo ha cambiado en la Casa de Alba. La unión que sus hijos tenían, especialmente a raíz del frente común que hicieron ante al marido de su madre, es hoy puro postureo dado que, por mucho que se empeñen en mostrar públicamente que todos están en buena disposición , los muy cercanos saben que de puertas para dentro las cosas no son como se pintan.

Aunque la herencia importante se realizó en vida de la duquesa para poder contraer matrimonio sin la oposición de sus hijos (requisito fundamental para «bendecir» esa unión fue despojarla de su fortuna dado que nadie se fiaba de las autenticas intenciones de Alfonso Diez), lo cierto es que a su muerte quedaba por repartir lo que eran sus bienes personales, «un dos por ciento de todo lo que había», según señaló uno de sus hijos.

Un dos por ciento

Ese dos por ciento es precisamente lo que Cayetana dejó escrito en sus últimas voluntades donde, además de ordenar una serie de pagas para empleados de confianza de la Casa de Alba o disponer que su hijo Fernando, el único soltero, tuviera siempre una habitación en sus palacios (llamó poderosamente la atención que no dejara ninguna partida para las diferentes organizaciones benéficas con las que siempre había colaborado así como ningún recuerdo, aunque únicamente fuera de valor sentimental, para sus amigos o médicos de Sevilla con los que tantas cosas compartió en los últimos veinte años de su vida), se ordenaba que todo se repartiera entre sus seis hijos sin mención expresa a su marido, que solo tiene derecho a un porcentaje como viudo que es ante la Ley .

La sorpresa llegó cuando al catalogar algunos de los cuadros que figuraban en sus palacios y que pertenecían a Cayetana descubrieron que el valor era superior al estimado, superando los 18 millones de euros. Seguramente fue por estas gratas sorpresas, y porque los meses vuelan, por lo que los herederos han pedido una prórroga en lo que es el reparto de la herencia y de ahí que no será hasta el mes de noviembre, justo al año de fallecer Cayetana, cuando se pueda ejecutar ese reparto.

Hasta entonces, y salvo más sorpresas, no habrá conclusiones y por eso uno de los afectados, el duque viudo de Alba, siga sin tener noticias de la cantidad que le quedará por su porcentaje y que dependerá también de la venta de esas obras de arte que ya han pasado por dos tasaciones.

Por eso hoy las cosas siguen como estaban desde que murió la duquesa más original de esa Casa . Alfonso Diez permanece ajeno a todo lo que ocurre en la que es su familia política y ni tan siquiera tiene acceso a la que fue la vivienda conyugal durante sus años con Cayetana, el Palacio de Dueñas, como se comprueba cada vez que viaja a Sevilla y se aloja bien en casa de amigos bien en un hotel discreto.

Esta semana el duque viudo ha estado en la capital andaluza y ha aprovechado para reunirse con los médicos que trataron a la duquesa (lo hicieron por amistad ya que nunca le cobraron un euro) y con sus íntimos amigos que siguen reuniéndose y recordándola con mucho cariño. Discreto y parco en palabras, Alfonso ha recibido infinidad de ofertas para hablar, para escribir un libro o para acudir a una serie de actos, y hasta la fecha sigue con su tranquila vida al margen del mundo, refugiado en sus hermanos y acompañado por pocos íntimos como es el abogado que ademas lleva sus asuntos. Cada cierto tiempo acude a la casa que tiene en Sanlúcar de Barrameda (Carlos Huéscar ha confirmado que el sigue pagando los 60.000 euros que quedan de hipoteca) y el futuro de esa vivienda dependerá de cómo quede económicamente cuando, ya en noviembre, sepa a que atenerse y si el deseo que tantas veces repitió su mujer de que tuviera una pensión para mantener una vida digna se cumple o no .

A punto de jubilarse

En caso de necesidad, Diez vendería la casa de Sanlúcar, adquisición que hizo animado por Cayetana, como forma de tener un patrimonio con el que defenderse en la vida. Sin ningún tipo de privilegio a pesar de ser el duque viudo, Alfonso ha recuperado sus hábitos de soltero con la diferencia de que ya no acude cada mañana al Ministerio, trabajo que dejó por su matrimonio. En breve podrá acogerse a la jubilación, como ya han hecho algunos de sus compañeros. Hasta la fecha no quiere hacer ningún comentario sobre los hijos de su mujer, pero es verdad que aunque todos digan que se quieren y guardan cariño los hechos demuestran que no se han vuelto a ver en todo este tiempo, salvo un par de ocasiones que ha comido con Cayetano y con Huéscar .

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