Los secretos del lujoso palacio donde se alojaron los líderes del G7
Las fuerzas nazis lo alquilaron como sitio de retiro y posteriormente fue usado como hogar para tuberculosos
A 100 kilómetros del sur de Munich, enclavado en medio de un valle a mil metros de altura desde el que se divisa un idílico paisaje verde se erige el Palacio de Elmau , un auténtico refugio de díficil acceso para huir de todo cuanto acontece alrededor. Por eso quizá sea el lugar idóneo para acoger a siete de los líderes más poderosos del mundo.
El complejo dispone de 170 habitaciones y suites, nueve restaurantes, cinco balnearios, entre ellos un hamam turco, tres bibliotecas y «numerosas alternativas para no hacer nada», según reza su propia publicidad. Sus clientes suelen ser familias con carteras abultadas. Un fin de semana para dos personas en unas suite mediana de 120 metros cuadrados cuesta 4.000 euros, todo incluido
El edificio fue construido en 1916 por el filósofo y teólogo Johannes Müller como sede de sus lecturas y seminarios. Numerosas figuras de la cultura y la política se alojaron en sus habitaciones durante la República de Weimar.
Desde entonces sufrió en carne propia los avatares de la historia alemana: Müller lo alquiló a las fuerzas nazis como sitio de retiro y reposo, tras la guerra fue confiscado por el Ejército estadounidense y más tarde usado como hogar para tuberculosos.
En 2005 sufrió graves daños por un incendio, pero fue reconstruido y reinaugurado por el nieto de Müller en 2007.
Con motivo de la cumbre en marzo de 2015 se abrió además una nueva dependencia con suites de lujo, el Schloss Elmau Retreat, donde se alojaron Angela Merkel, Barack Obama y los líderes de Italia, Reino Unido, Francia, Japón y Canadá.
Protegido como patrimonio nacional, el hotel ofrece cada año más de 150 recitales de música clásica y jazz en sus dos salas de conciertos.
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