Mar Aldeguer, la joyera que encandila a nuestras famosas

Una portada con Isabel Preysler luciendo sus piezas consagró a esta antigua periodista

Mar Aldeguer, la joyera que encandila a nuestras famosas abc

teresa de la cierva

En los últimos meses hemos visto en las revistas del corazón a Cristina Cifuentes luciendo unas madreperlas espectaculares; Isabel Preysler posando con pendientes de cuarzo rosa y anillo a juego; Ana Boyer en compañía de Fernando Verdasco, con piezas de amatista y cuarzo rutilado; Margarita Vargas retratada con pendientes de cuarzo azul; Astrid Klisans con un magnífico anillo y una pulsera de amazonitas en un programa para «HolaTV» en Miami.

¿Quién está detrás de las joyas que lucen todas estas mujeres, que encabezan las listas de las elegantes? Mar Aldeguer es la mano y el cincel que se esconde tras estos diseños. Esta mujer de 50 años, que venía del periodismo rosa, decidió en 2006 que no le gustaba por dónde la estaba llevando la profesión y, tras estudiar un máster en publicidad, quiso crear una marca propia, aunque no tenía claro sobre qué.

Un viaje y un collar

Casualidades de la vida, en un viaje compró unas piedras maravillosas -siempre le habían llamado la atención las gemas y sus transparencia, ya que proviene de una familia de sopladores de cristal mallorquines-, y como no le había comprado nada a su madre por su cumpleaños, le hizo un collar. El éxito fue rotundo, y decidió que ese sería su camino. Así nació Coollook. «No me limito a comprar las piedras ya pulidas y montarlas. Me gustan las piedras en bruto, tallarlas como quiero y montarlas sobre plata bañada en oro dorado, rosa o negro, a veces matizado, otras brillante».

Sus joyas empezaron ocupando un pequeño espacio en diferentes joyerías y vitrinas en El Corte Inglés, y hace menos de un año abrió su propio local en el corazón de Chueca. «Elegí la calle Barquillo porque es de las más vanguardistas de Madrid y tiene un público al que me apetece llegar», cuenta Mar. ¿En qué momento Cristina Cifuentes, la candidata a presidir la Comunidad de Madrid, entra en su joyería? «No fue en la tienda, sino en Iberjoya. Nuestras hijas son muy amigas y el año pasado apareció en mi stand de la feria para ver mis diseños. Y debieron de gustarle, porque desde entonces ha venido a comprar a la tienda en varias ocasiones. Es un encanto y fan total de mis pendientes», asegura.

Con Belén Rueda la conexión también vino a través de las pequeñas de la casa, que son uña y carne. «Y a pesar de que Belén es poco dada a lucir joyas, las pocas veces que lo hace suelen ser mías», presume.

El empujón definitivo

A Isabel Preysler la conoció trabajando en la prensa del corazón. Cuando empezó con sus diseños se aventuró a mandarle unos pendientes de regalo, «pensando que como mucho se los pondría con amigas». Pero Isabel le escribió que no sólo los luciría en privado, sino para algún reportaje. «Cuando se fue a ver a Chabeli a Miami hace un par de años, eligió un collar de mi colección, y se lo puso para la portada de “¡Hola!”. ¡Imagina la cantidad de gente que lo vio!».

Desde esa ocasión la ha llamado muchas veces y Mar le manda piezas para sus sesiones de fotos o salidas con amigos. «Lo de Ana (Boyer) vino rodado. Le gustaban las joyas que lucía su madre, y se las “robaba” también para sus posados», añade. “Son tan encantadoras que cada vez que les mando algo para una producción recibo una nota de agradecimiento, casi como si yo les hiciera el favor y no viceversa. Y si se las ponen para eventos en los que no hay prensa, me mandan una foto impresa de su look. ¡Son únicas!».

La elección de la estilista

Margarita Vargas también las lleva (comparte estilista con Isabel y Ana: Verónica Mengod). «La lista es bastante larga, pero prefiero dar solo los nombres de las que han posado en la prensa con ellas».

Sus anillos fueron su primera seña de identidad, pero ahora los pendientes se han convertido en sus best sellers. ¿Ese cambio? «Están creados para que sienten bien a todo el mundo, que no es fácil. Por ejemplo, las presiones o palillos están situados estratégicamente en la posición que más favorece, tanto a las que tienen los lóbulos perfectos como a las que no los tienen. Incluso muchos modelos tienen derecha e izquierda, como los zapatos, para que la forma acompañe al óvalo de la cara y favorezcan aún más». Pendientes quedamos de ir a comprarnos unos ídem.

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