Gemma Ruiz: «No descarto seguir teniendo hijos»

Está en su séptimo mes de embarazo y ya sabe que su bebé será una niña. Madre de dos chicos de 16 y 14 años, fruto de su matrimonio con Francisco Álvarez Cascos, a sus 40 años esta tercera maternidad le está sentado de maravilla y de ahí que puede no sea la última. «Mi hija nacerá la primera semana de julio y se llamará Julieta. Quería un nombre diferente pero no extraño y de ahí la elección», adelanta Gemma Ruiz. «Estoy feliz porque tengo un embarazo estupendo pero no tiene nada que ver con los anteriores. Ahora soy más consciente de todo, tengo más miedo y lógicamente otra madurez», reconoce. Sobre su marido asegura que «está como loco de contento. Está alucinado con el cambio físico que estoy teniendo con el embarazo, pero lo cuenta con orgullo y eso para mí es mucha seguridad. He luchado mucho por tener una familia y con el tiempo la he encontrado. Podría estar sola pero siempre he pensado que la familia es fundamental. Con mis hijos ya la tenía pero ahora está completa», dice.

«A mi edad muchas mujeres se plantean la maternidad por primera vez, de ahí que no me importaría nada tener más hijos», anuncia. Gemma acudió a la tienda de muebles y ropa infantil Piccolo Mondo donde ha decorado la habitación de su niña. «Con la ayuda de mi gran amiga Paloma Cuevas que la quiero como a una hermana y siempre ha estado a mi lado. Además es una mujer con un gusto extraordinario», asegura. Precisamente, en ese acto Paloma no pudo estar por otros compromisos y tanto Gemma como las propietarias de la firma la echaron de menos.Lo cierto es que desdela trágica muerte de su hermanoPaloma apenas ha salido. Está muy pendiente de sus padres que no se recuperan de una pérdida tan grande y también de su marido Enrique Ponce que ya ha empezado la temporada. Ahora se encuentra en México tras celebrar toda la familia en su finca de Córdoba el cumpleaños de una de sus hijas y luchando por intentar recuperar la normalidad de una casa donde sólo el paso del tiempo ayudará a soportar la pena y el dolor por una muerte que ni se esperaba ni aún hoy se explica.