Reino Unido bromea sobre el bebé real que no llega
Catalina de Cambridge salió de cuentas hace una semana y ayer hubo rumores de parto inminente
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En el Reino Unido dos son los asuntos que copan estos días la atención nacional; las reñidísimas elecciones del próximo jueves y el segundo hijo de los Duques de Cambridge, ese bebé real que no acaba de llegar. Catalina , de 33 años, salió de cuentas el pasado 23 de abril, según fuentes de Palacio. Pero pasada ya una semana, el niño - o niña, que es lo que espera el país - se hace de desear. La situación de espera ha derivado en una pequeña guerra de nervios en las ediciones digitales de los periódicos y entre los incombustibles que desde hace una semana duermen en bancos y tiendas de campaña frente al hospital St. Mary de Paddington, en el centro de Londres, pegado a la estación ferroviaria del mismo nombre y no lejano al Palacio de Kensington, la residencia de los Duques.
Ayer tarde corrieron rumores de que el parto estaba ya en marcha, basados en indicios de naturaleza más bien detectivesca. En la casa de los padres de Catalina, en Bucklebury, una mansión de campo al Oeste del Gran Londres, se vio movimiento de vehículos policiales. Inmediatamente fue interpretado como que podrían encontrarse allí para dar escolta a los padres de la Duquesa rumbo al hospital. También hubo noticia de que un par de coches habían atravesado Londres con escolta policial y se comenzó a especular sobre si sería la comitiva de Kate. Por último, frente al edificio de la Lindo Wing, el paritorio privado de St. Mary donde nacerá el bebé real, se colocaron conos disuasorios de tráfico. La prensa rosa ha leído los conos como el indicio definitivo.
Además, a primera hora de la mañana, un paparazzi llamado Zed James dijo que había visto a la Duquesa saliendo del Palacio de Kensington. Dado su avanzado estado de gestación parecía extraño, salvo que fuese para acudir ya al hospital. La última vez que se había visto a Kate fue el pasado martes. Fue fotografiada conduciendo su propio coche para llevar a su hijo, el Príncipe Jorge, nacido en julio de 2013, a nadar en la piscina del Palacio de Buckingham. Incluso se ha especulado con que ella podía haberlo acompañado en el agua, pues se estima que es una práctica saludable para un buen desarrollo del parto.
Pero si nos atenemos a las fuentes oficiales, el Palacio de Kensington se limitó a comentar que no había ninguna novedad y que cuando la haya informará. Los periódicos digitales ingleses han hecho poco caso y ya mantienen abiertos «directos en vivo» con la última hora del posible parto que no llega.
El padre, el Príncipe Guillermo , de 32 años, continúa haciendo su vida normal. Para que el nacimiento no lo sorprendiese lejos, ha dejado por unos días su trabajo como conductor de ambulancia aérea, pero sigue cumpliendo con sus tareas de representación. Ayer visitó la embajada de Nepal en Londres, donde expresó sus condolencias por la catástrofe del terremoto. La Reina Isabell II y el Príncipe Carlos han hecho ya donaciones para colaborar en las tareas de rescate y reconstrucción.
Baile de nombres
País apasionado por las apuestas, Inglaterra la goza con las cábalas del bebé real. La nación está convencida de que será una niña, que es la opción del 90% de los apostantes. Tal es la convicción que un hombre de Edimburgo ha apostado 2.000 libras a que nacerá una princesa. Los Duques han dicho que no saben cuál es el sexo. En cuanto a nombres, el favorito es Alicia, seguido de Charlotte y Elizabeth, como su abuela, Isabel II, que acaba de cumplir 89 años y verá nacer a su quinto bisnieto, que será también el quinto en la línea sucesoria al trono. Otros conceden también alguna posibilidad al nombre de Diana, con su difunta abuela.
El sentido del humor no falta. Algunos socarrones dicen que tiene que nacer el 4 de mayo, «para que coincida con el estreno de la nueva película de ‘‘La guerra de las galaxias’’». Otros hablan del «bebé electoral», porque se ha solapado con el tramo final de la campaña de los comicios del próximo jueves. La casa de apuestas William Hill ha comentado un poco jocosamente que un bebé varón que se llame Kanye o Taylor se paga 500/1, frente a un 150/1 para Brooklyn -el nombre de un hijo de los Beckham- y 250/1 para Kim.
El Príncipe de Gales también ha terciado en el juego nacional de las quinielas. Esta semana, en un encuentro con un centenario que es el último soldado vivo de la Guardia Galesa, Carlos bromeó con él cuando le contó que tenía hijas respondiendo que «nosotros estamos deseando una niña». El Príncipe concuerda así con el pálpito del país.
Mientras tanto, frente a la fachada de la Lindo Wing, los inagotables súper fans de los royals mantienen la que ellos han bautizado como la «The Great Kate Waiting», la gran espera de Kate. Algunos duermen en bancos con sacos de dormir. Otros, en cuatro pequeñas tiendas de campaña tipo Quechua. Las vestimentas son variantes de trajes con el estampado de la Union Jack y están rodeados de una gran parafernalia de banderas británicas y cartelería que anima a la madre y al niño. No faltan tampoco pósters hechos con recortes de la edición británica del «¡Hola!».
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