El pulso del planeta

De copas por las nubes

A 476 metros sobre el suelo, Ozone es el bar a mayor altura del planeta. Un magnífico mirador sobre Hong Kong, donde reservar mesa cuesta mil euros

De copas por las nubes abc/ D.C

daniel Cancela

En una ciudad como Hong Kong, donde el espacio es un bien tan escaso que la tendencia natural es mirar hacia arriba, no es difícil encontrar verdaderos tesoros ocultos tras un tenebroso viaje en ascensor. Bares, restaurantes o tiendas de diseño se pueden hallar a muchos metros sobre el nivel del suelo. Pero ninguno es comparable al Ozone. Este bar, que presume de ser el más alto del mundo, pertenece al lujoso hotel Ritz-Carlton y vigila toda la ciudad desde su impresionante atalaya de la planta 118 del ICC, el mayor rascacielos de Hong Kong.

Allí tienen su puesto de trabajo dos españolas. Jennifer Wise y Teresa Moon. Jennifer, catalana de padre inglés, dejó su trabajo en el hotel Arts de Barcelona, también de la cadena, para ser la gerente del Ozone de la mano de Victor Clavell, vicepresidente de Ritz-Carlton para Asia.

También la barra tiene acento español. La dirige Teresa Moon, una canaria de familia coreana que lleva dos años creando para el Ozone algunos de los mejores cócteles del mundo. Su especialidad, la ginebra, de la que es una verdadera estudiosa. «Hong Kong está en la vanguardia del mundo del cóctel. La calidad de sus baristas y la variedad de la oferta la convierten en un punto de referencia a nivel mundial», afirma, dejando entrever con su acento sus raíces españolas.

El Ozone es una experiencia sensorial en sí misma, que comienza antes incluso de pisar el bar. El ascensor que lleva hacia la cima del mundo está diseñado, como el conjunto del local, por la firma japonesa Wonderwall Design. Es un habitáculo negro, estrecho, que te prepara para abandonar el lujo clásico que envuelve los salones del Ritz-Carlton y subir a la parte cool. En Ozone, el Ritz se quita la corbata.

Ya en el local, hay dos partes diferenciadas. El interior es diseño puro. Un «entorno edénico de belleza sobrenatural», en palabras de su creador. Una combinación de cristal y mármol en caleidoscópicos trazos que parecen trasladarte a otro planeta.

A su espalda, otro mundo, el mundo real, al que se accede por la terraza, el verdadero lujo del establecimiento. La decoración deja de ser un elemento principal para que el paisaje sea el único protagonista. La imponente ciudad de Hong Kong parece un decorado, y sus rascacielos, casas de muñecas. En los días cubiertos, las nubes se pasean literalmente entre las mesas. Pero cuando el sol brilla el espectáculo es grandioso. Sus rayos inundan la terraza y penetran por los vidrios llenando de luz el interior. El mar es un manto azul turquesa por el que diminutos barcos surcan sin descanso la bahía; y la puesta de sol, sin rastro de civilización alrededor, es de las que te dejan sin palabras.

De noche, el espectáculo es incluso mejor. DJs internacionales ponen la banda sonora a uno de los lugares mas exclusivos de la noche hongkonesa. Reservar una mesa requiere un gasto mínimo de mil euros si es en la terraza y de 600 si es dentro, pero el lujo siempre tiene clientes en una de las ciudades mas vibrantes de toda Asia, y estas dos españolas se encargan de que no falle ni un solo detalle para que el cliente pueda sentirse un poco más cerca del cielo.

De copas por las nubes

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación