Nuria González, sobre Fernando Fernández-Tapias: «Empezamos a salir a escondidas»
Ella fue modelo, diseñadora y presentadora de televisión hasta que conoció al empresario, 33 años mayor, y renunció a todo «por amor». La pareja se confiesa en una entrevista en exclusiva con «Vanity Fair»
Nuria González y Fernando Fernández Tapias son de esas parejas llamativas. Los separan 33 años, pero su amor se impuso sobre los prejuicios y están casados desde hace 13 años, relación en la que han nacido dos pequeños. La pareja, muy estricta con su privacidad, se ha abierto en una entrevista en exclusiva con la revista «Vanity Fair», de la que son portada en la edición de mayo.
En ella relatan parte de su historia amorosa, así como también de sus tragedias personales, como la muerte del hijo de Fdez-Tapias mientras buceaba en Lanzarote. González, que trabajó como modelo, diseñadora y presentadora de televisión, renunció «por amor» a la vida pública, tras conocer a Fdez-Tapia.
«Cuando me rozó la mano me dije: 'Yo a este hombre no puedo verle nunca más' (…) Empezamos a salir a escondidas. Al año me pidió matrimonio», confiesa González, de 43 años, quien añade: «Yo pensé: 'Que no tenga la nulidad no es tan grave'. Si hay un dios, sabrá que le quiero».
La pareja se casó por civil en 2002, sin importar «el qué dirán». «Yo estaba tan enamorada que lo demás no me importaba», ha señalado González quien solo parece tener halagos para su esposo. «Él ha tenido la generosidad de hacer cosas por mí que ya había hecho antes y ya no le divertían. A veces yo pensaba: 'Si le pasa algo por la edad'… pero cada vez lo pienso menos. Hay que aprovechar los momentos», ha dicho.
En «Vanity Fair» Nuria González se defiende y señala que el dinero de su esposo, un empresario, naviero y vicepresidente del Real Madrid, no le importa. «Jamás pienso que estoy casada con un hombre rico. No me gusta esa palabra», ha señalado.
Pero González no ha sido la única que ha hablado en esta entrevista. Fernández Tapias, también ha conversado sobre aspectos tan diversos de su vida como sus inicios humildes en los negocios, o la pérdida de su hijo Bosco.
«No he dado un pelotazo ilegal en mi vida. A mí no me compra nadie», ha dicho el empresario, de quien se ha dicho que gracias a las buenas relaciones con su primer suegro, logró labrarse un camino. «Yo empecé a trabajar a los 16 años y hasta los 25 en una fábrica de conservas de mi padre en Cambados. No tenía ni el bachillerato. Vivía en un cuarto con una cama de hierro, una jofaina, y una palangana», ha confeso.
En 2010, Bosco José Fernández Tapias sufría un accidente mientras buceaba en Lanzarote. Su cuerpo fue hallado dos años después. «Es difícil recuperarse de la muerte de un hijo. Yo supe desde el primer momento que Bosco estaba muerto, pero había que enviar un submarino y el ministro Morenés me dijo que si removían probablemente saldrían otros cuerpos. AL fin, lo sacaron. Hice el duelo hacia dentro, sin misa, funeral, ni nada», ha relatado.
