¿A qué huele su país?
Una exposición en el Museo Nacional de Singapur recorre 700 años de su historia a través de un viaje olfativo: de la época colonial a la ocupación japonesa
Imagine que pudiera oler la historia de su país o ciudad, el perfume de las corralas, mercados y lavanderas del río Manzanares en el Madrid del XIX; o el de la postguerra, con el café de achicoria, las sopas aguadas y el pan de centeno. Y que un pequeño frasco de perfume contuviera los aromas de su infancia, del cola-cao, la nocilla o las galletas María. Algo así, pero en un lugar más lejano, es lo que ha conseguido la perfumista Prachi Saini Garg para la exposición «Singapur: 700 años», que se muestra en el Museo Nacional del país hasta mediados de agosto.
Con nombres tan evocadores como «Hotel de Europa», «Comida de 8 céntimos», «Singapur verde» o «Temor», doce frascos de perfume transportan al visitante de cada sala a periodos diferentes de la historia de Singapur: las fragancias del sándalo y las especias con las que negociaban los primeros comerciantes, los aromas de chocolate y vainilla en los salones de té de la época colonial o incluso el hedor a muerte y desolación de la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. También, las comidas racionadas de finales de los 40 ofrecidas por el departamento de Bienestar Social británico, hasta llegar al Singapur actual, de exuberante vegetación, un refrescante olor afrutado en el que se mezclan razas, culturas y religiones.
Calor y calamina
«Desde tiempos inmemoriales, los olores forman parte de los recuerdos de las personas. El aroma de la loción de calamina puede traer imágenes de días calurosos de su infancia a muchos niños que crecieron en los 70. En Singapur, las madres aplicaban el ungüento rosa a sus hijos para que soportaran mejor el calor», explica Prachi.
Durante cuatro meses, ha entrevistado a cientos de personas para extraer esos recuerdos olfativos de su memoria, ha visitado a perfumistas para encontrar algunos de los ingredientes y esencias milenarias que todavía pueden comprarse en los mercados locales y ha investigado en infinidad de documentos para conseguir los perfumes que reflejan los diferentes periodos de la existencia de la isla. «He traducido la historia al lenguaje que conozco», nos dice.
«El que más me costó crear fue “Fear”», cuenta a ABC. «De hecho es el único en el que he utilizado ingredientes artificiales. Hice varias versiones, pero eran olores tan fuertes que llegábamos a discutir mientras preparábamos las mezclas». «Fear», que significa «miedo», refleja el ambiente de terror y tortura durante la ocupación japonesa, una época en la que muchos varones de raza china fueron ejecutados en un genocidio que se conoce como «Sook Ching». Es un perfume intenso y desagradable, en el que casi puede olerse el sudor, la sangre o los orines de los campos de exterminio.
Prachi Garg, que se define como una artista olfativa, nació en la India, es arquitecta y estudió un posgrado en la London Business School. Es una mujer cosmopolita que ha vivido en cinco países y que, hace doce años, comenzó a trabajar con perfumes tras un periodo de formación en Washington. Lo que inició como una pasión se ha convertido en una forma de expresión artística y un negocio, la empresa «Je t’aime». Además de colaborar con museos y galerías, organiza talleres para parejas de novios, personas interesadas en el mundo de los aromas y, especialmente, empresas. Su proyecto a largo plazo es abrir un Museo de los Olores, pero su meta más inmediata es un taller participativo en el mes de mayo en el que los singapurenses crearán su «Perfume de una nación».