Daniela Ospina: «James me ha inculcado el amor por la religión, él es muy devoto»
La mujer del centrocampista del Real Madrid ha decidido dar el salto al mundo de los negocios
A sus 22 años, la colombiana Daniela Ospina no ha perdido el tiempo. Casada con el centrocampista James Rodríguez, el fichaje estrella del Real Madrid esta temporada (el club pagó cerca de 80 millones de euros), tiene una hija de 22 meses llamada Salomé y una acentuada pasión por el deporte desde la infancia. Su hermano, David Ospina, es portero del Arsenal y ella toda una campeona del vóley-playa.
Para completar su agenda, ahora debuta como empresaria. Acaba de cofundar un centro de belleza llamado Santum en Majadahonda (Madrid), donde es fácil encontrar a algunos compañeros de equipo de su marido y, también, a sus señoras haciéndose la manicura o recién salidas de la cabina de maderoterapia (masaje a base de rodillos y ventosas, con el fin de eliminar grasas y líquidos). Con un cuerpo espectacular, Daniela posa con soltura ante nuestra cámara. Lo que antes suponía un suplicio para ella, hoy parece pan comido.
—Desde el mes de julio vive en España tras pasar por Portugal y Mónaco. ¿Qué tal lleva cambiar de país cada cierto tiempo debido a la carrera de su marido?
—La adaptación ha sido muy buena. Aquí hablamos el mismo idioma y eso facilita mucho las cosas. Además, ya conocía España de viajes anteriores.
—¿Le gustaría ampliar la familia en España?
—Por supuesto, me encanta la calidad de vida que hay en este país.
—¿Qué le supone a usted que James juegue en el Real Madrid?
—Es un orgullo, pero nunca dudé de sus capacidades. Siempre tuve claro que iba a llegar donde está y aún tiene muchísimo más que demostrar.
—¿Le gustaría que terminara su carrera deportiva en el Madrid?
—Yo no puedo hablar de los sueños de James. Esa pregunta la tendría que responder él, pero a los dos nos encanta esta ciudad.
—Parece que le ha resultado tan fácil su adaptación, que incluso ha decidido invertir en un centro de belleza junto a un socio.
—Estoy feliz con esta primera experiencia como empresaria. Estudio a distancia la carrera de Administración de Empresas por la Universidad de Colombia y éste es mi último año. Siempre me ha interesado el mundo de la belleza y, a través de una amiga, conocí Santum y decidí sumarme al proyecto.
—Ustedes ofrecen tratamientos muy colombianos.
—Pero siempre personalizamos con cada cliente. Aunque, sí, es cierto que casi todos los productos vienen de mi país. En Colombia tenemos una relación muy directa con la belleza desde muy jovencitas. Piense que las jóvenes celebramos los 15 años con una gran fiesta, pues supone la transición de niña a mujer. Ese día te conviertes en una princesa.
—¿Y responde usted al prototipo de «princesa»? Lo digo porque es una deportista profesional, con todo lo que eso supone como «castigo» para ciertas partes del cuerpo.
—Como toda mujer me encanta cuidarme, aunque en algunos momentos el deporte me alejó de este hábito. Sentirte bonita es muy importante para una misma. Debido al deporte tengo que cuidarme más, así que para mí la organización es fundamental.
—¿Qué tiene de bueno la maderoterapia que ofrece en su centro?
—Todas las clientas se quedan encantadas porque el resultado se ve enseguida. Después de mi embarazo realicé varias sesiones y me vino muy bien.
—Sabrá que en España somos más discretas que en Colombia a la hora de contar nuestros secretos de belleza.
—Pasa en todas partes. A mí me gusta compartir lo que me hago, pero hay algunas cosas que son muy personales.
—¿Y de dónde le viene a su familia esa pasión por el deporte?
—Mis padres nos la inculcaron: el deporte era el pan de cada día. Ahora juego en Segunda División con el equipo del vóley-playa Madrid, pero estamos disputando los play-off para pasar a Primera. Siempre he jugado al voleibol y, al poco de llegar aquí, me propusieron entrar en el equipo, cosa que hice encantada.
—Daniela Ospina tiene un millón de seguidores en Instagram, lo que no deja de ser una presión, sobre todo por las críticas que se vierten a través de la red social.
—Hay opiniones de todo tipo, pero abundan los mensajes bonitos.
—¿Y cómo es su día a día?
—Mi niña va a la guardería y eso me deja tiempo libre para dedicarme a mis estudios y a mi empresa. Entreno de noche e intento no fallar. Mi hija y James se quedan en casa sin ningún problema, porque a mi marido le gusta que siga con el vóley y en eso nos apoyamos. En casa, el deporte forma parte de nuestra vida.
—Su negocio no deja de enraizarle con España. ¿Se ha planteado que a James le puede fichar otro equipo y de otro país? ¿Que hará entonces con su centro de belleza?
—Ya lo hablé con mi socio y los dos tenemos claro ese escenario. Pase lo que pase, como Madrid es una ciudad muy bien localizada en el mundo, no supondría un problema. En cualquier caso, espero permanecer aquí muchos años.
—¿Qué amistades tienen aquí?
—Nuestros familiares suelen venir a vernos, pero ya hemos conocido gente estupenda y tenemos un círculo social muy apetecible que nos quita la añoranza por Colombia.
—¿Qué tal se lleva con las esposas de los otros futbolistas del Madrid?
—Con todas me llevo muy bien, pero con la pareja de Pepe (Ana Sofía Moreira) he congeniado bastante más, ya que llevamos a nuestras hijas al mismo colegio. En el estadio solemos coincidir y, poco a poco, voy conociéndolas.
—James es muy amigo de Cristiano Ronaldo. ¿Viene a tratarse a su centro?
—Es cierto que son muy amigos y en Santum claro que también vienen los hombres, porque se pueden hacer tratamientos de uñas o de cabina, como limpiezas faciales o corporales.
—¿Son coquetos los futbolistas?
—El hombre actual se cuida bastante más, sin miedo a perder su ego.
—¿De los cuidados de James se encarga usted o él se basta y sobra?
—Es muy cuidadoso con sus cosas y no hay que decirle mucho, aunque alguna cosita sí le llevo.
—Me consta que James y usted son muy religiosos.
—La cultura en Colombia hace que en general seamos muy religiosos, pero James me ha inculcado aún más el amor por la religión a través de la vía cristiana. Él es muy devoto y entregado. Suele venir a vernos un pastor desde Portugal, con el que oramos en casa.
—¿Qué le aporta la fe?
—Nosotros pensamos que Dios está por encima de todo y nada es posible sin Él. Es la fuerza que recibimos cada día. Sin Dios, nada se puede.
—¿Están educando a su hija en esas creencias?
—Sí, por ahora hace lo que le pedimos. Supongo que cuando crezca ella tomará sus propias decisiones en ese sentido.
—¿Qué tal es como animadora de su James Rodríguez desde la grada?
—Soy muy apasionada, porque me encanta. Vibro con el fútbol. Desde los 4 años voy a los estadios y jamás he perdido el entusiasmo.
—¿En casa también hablan de fútbol?
—La verdad es que James me tiene que parar un poco. De otro modo, estaría hablando de fútbol todo el tiempo.