Kim Kardashian vuelve a dar la nota en París con un pequeño sujetador
La socialité llega a Paris con una maleta con ropa interior que debe dejar entrever profesionalmente a distintas horas del día

Kim Kardashian ha desembarcado en París, con niña, papá, primas armenias y un largo rosario de maletas donde la divísima amontona los millares de braguitas y sujetadores que debe dejar entrever profesionalmente a muy distintas horas del día y la noche.
Tras un viaje a Jerusalén, por vagas razones religioso / familiares , y una estancia de ida y vuelta en la Armenia de sus ancestros, la señora se toma unas merecidas y prolongadas vacaciones parisinas, sin pretexto conocido: hacer «shopping» de lujo y exponerse a las nubes de fotógrafos que persiguen su suntuoso cuerpo, cuidadosamente desvestido, sin sonreír a la canallesca . Su manager publicitario le ha dicho que lucir el pecho y sonreír puede crear familiaridades peligrosas .
Su esposo / compañero, Kanye West, oficia en París de algo así como de guardapesaldas de lujo, o caballero tan eclipsado como insignificante para la canallesca fotográfica, que solo se interesa por las prendas forzosamente íntimas de la señora .
En sus primeras apariciones, Mrs. Kardashian luce un minúsculo sujetador azul que mal podía contener en todo su esplendor el suntuoso pecho de la señora, protegidos -el sujetador y el torso- con un abrigo de entretiempo siena tostada que evita el escándalo para mejor sugerir lo invisible .
Mrs. Kardashian luce algo así como una falda larga , al tono del sujetador, que le impide correr: quizá compró o le regalaron una talla pequeña . La propietaria debe moverse pasito a pasito, cortitos, ya que el corte de la tal falda de azul proleta solo fue concebida para hacer más presente unos muslos y caderas de padre y muy señor mío .
Los tacones de diez o quince milímetros de Mrs. Kardashian tienen el encanto de lo vertiginoso. La estrechez de la falda le impediría quitárselos para tirarlos a la cabeza de un fotógrafo con pretensiones indecentes . Aunque la moza no olvida completamente que su cuerpo es un negocio que solo puede dar frutos con la exposición a toda vela. Y su cotización oscila, a la alza, al ritmo de unas exposiciones publicitarias que no ganan nada con gazmoñerías pacatas. « Más vale tener que no desear », dice un legendario refrán armenio que Mrs. Kardashian repite a los camareras hipnotizadas que le sirven agua mineral, con burbujas y corteza de limón, en los hoteluchos de lujo donde ella se deja caer, seguida por el compañero / esposo y las primas armenias que le sirven de corte de quita y pon. « Genio y figura, hasta la sepultura », dice otro refrán citado por Mrs. Kardsahian en un reality show de órdago.
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