EL PULSO DEL PLANETA

La cinta corredora deja de ser aburrida

Proliferan en EE.UU. las «boutiques de entrenamiento», con clases colectivas sin bajarse del treadmill: carreras, pesas, ejercicios aeróbicos y buena música

La cinta corredora deja de ser aburrida BARRY’S BOOT CAMP

MARÍA ESTÉVEZ

¿Quién no se ha aburrido corriendo sobre el treadmill –cinta– del gimnasio? En Estados Unidos, para romper el tedio, los gurús del ejercicio han introducido un concepto distinto en la rutina del culto al cuerpo en los nuevos espacios que ahora llaman «boutiques de entrenamiento» (en la ciudad de Nueva York, el número de locales con licencia para estas prácticas de preparación física ha duplicado el del año anterior). La compañía Equinox, una de las más potentes del sector, lanzó no hace mucho las clases de «precision running», dirigidas por el mediático entrenador David Siik. Orientadas para practicarlas en grupo, y bajo un método que ha bautizado como «Balanced Interval Training Experience» (BITE), se combinan intervalos de galopadas intensas con carreras más largas y pausadas, ejercicios aeróbicos y pesas. Todo ello, sin bajar de la cinta.

«El simple acto de correr requiere tanta energía para impulsarte desde el suelo, que cada paso es un trabajo para el cuerpo», explica Siik en la revista «Women‘s Health». En Los Ángeles, varias «boutiques de entrenamiento», como Orangetheory o Barry’s Bootcamp, ya han incorporado esta nueva técnica a su menú de clases; y celebridades como Sandra Bullock, Amanda Seyfried o Kim Kardashian se han hecho adictas a tan sufrida práctica.

De vuelta a la costa este, el Mile High Run Club (club de correr una milla) acaba de aterrizar en Manhattan con treinta treadmills Woodway, las mejores cintas del mercado, con objeto de ofrecer dos tipos de clases de BITE: una de treinta minutos (combina carrera y fuerza) y la otra, para los practicantes avanzados, de una hora. Según los expertos, los ejercicios sobre la cinta constituyen la manera más rápida y segura de transformar el cuerpo.

Las aburridas y solitarias carreras sobre las cintas han llegado a su fin, y así se desprende de la masiva introducción de esta técnica en salones de culto al cuerpo como SoulCycle, Flywheel, Core Power Yoga, Pure Barry o los mencionados Barry’s Bootcamp y Equinox Fitness, los más exclusivos. Ahora se trata de un paquete completo de ejercicios a medida y en compañía. Además, para instruir no basta con un entrenador cualquiera, por muy musculado que esté: tiene que ser divertido y, junto con un dj competente, debe preparar a conciencia la banda sonora de la clase.

Vestir para la ocasión

Todo esto ha dado pie a nuevas tendencias en cuanto a la indumentaria, porque no sólo se trata de hacer ejercicio, sino de vestirlo. Lo último, los leggins de la firma Lululemon. En estas «boutiques», el entrenamiento cuenta tanto como la imagen.

Es, al fin y al cabo, la unión de un estilo de vida saludable y el lujo, como explica la periodista Sarah McKinney en la revista «Forbes». Sobre su experiencia, cuenta que «todo era fantástico y bonito, desde el equipo hasta las máquinas y las sonrisas de los entrenadores o el olor a pomelo de las velas. El ambiente me engañó, dejé de pensar que estaba torturándome para convencerme de que le hacía un regalo a mi cuerpo».

Exclusividad, elitismo y pasión forman parte del lenguaje popular de una industria en expansión que, además, cuenta con empresas de comida (zumos y barritas) y firmas de diseño para sustentar la adoración permanente de quienes abarrotan estos espacios.

La cinta corredora deja de ser aburrida

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