Pelayo Díaz: «Algunos creen que ser bloguero es un insulto»

El blog de este asturiano es uno de los más influyentes del mundo. Ahora trabaja para la maison Louis Vuitton

Pelayo Díaz: «Algunos creen que ser bloguero es un insulto» Isabel PErmuy

martín bianchi

Si la década de los 90 fue la era de las supermodelos, la de 2010 es la de los superblogueros. Siguiendo esta línea argumental, Pelayo Díaz es el Marky Mark del ciberespacio. Lo dijo el diario «The Times» de Londres, que hace unos años incluyó su blog, «Katelovesme.net», entre los 40 más influyentes del mundo. Desde entonces, este diseñador asturiano graduado en Central Saint Martins revolotea en el olimpo de las firmas de lujo, colaborando con Giles Deacon, Alexander McQueen, Armani o Loewe. Ahora trabaja en la estrategia online de la marca maletera Louis Vuitton. Quizá por ello prefiere presentarse como «líder de opinión digital, consultor de moda y fotógrafo» y no como modisto.

Su última aparición en el papel de «gurú 2.0» ocurrió ayer en el local de Rodilla de Puerta del Sol. La popular cadena de restauración ha comenzado la campaña «Rodilla Conversa» con la que quiere convertir sus locales en puntos de encuentro y eligió al it boy para inaugurar el ciclo. Como era de esperar, la sala, diseñada por la interiorista italiana Teresa Sapey, estaba plagada de chavales con tupé «a lo Pelayo» que aspiran a ganar fama y euros a golpe de post. «Me siento super halagado, no solo porque se peinen o vistan como yo, sino también porque se han levantado super temprano para venir a verme», dice a ABC. El «super» está a flor de piel en la conversación.

Díaz comenzó a escribir su blog en 2005, cuando Facebook comenzaba a ganar amigos y Twitter ni siquiera existía. Ahora es un divo de las revistas de moda y, casi por accidente, del papel couché. Desde hace unos meses la prensa rosa lo vincula sentimentalmente a Nicolas Ghesquière, director creativo de Vuitton. «Tengo muchas amistades en el mundo de la moda. Soy amigo de Dean y Dan Caten (creadores de la firma DSquared2), trabajé para David Delfín y Alexander McQueen y lo normal es que si estás en este mundo conozcas a mucha gente». ¿Entonces solo son amigos? «Prefiero no hablar de eso», responde con una risa casi infantil.

«Los españoles tenemos poca autoestima, creemos poco en el producto nacional y no sabemos vendernos. Los medios de aquí solo se interesan en uno cuando ya cuentas con el apoyo de la prensa internacional, no te dan esa oportunidad de primeras», se lamenta. Hablando de saber venderse, Pelayo es máster cum laude en la ciencia oscura del personal branding (desarrollo de la marca personal) y digno candidato a asesor de la Marca España. «La gente desea naturalidad y yo ofrezco eso. No soy políticamente correcto. Eso hizo que mi blog se hiciera tan influyente», reflexiona. Las cifras están de su lado: más de 180.000 seguidores en Instagram, 50.000 en Twitter y otros 32.000 en Facebook.

«Algunos creen que ser bloguero es un insulto o una ofensa. A mí me parece maravilloso, es una profesión que nos hemos currado desde cero y es tan digna como cualquier otra», dice. Digna y muy sexy, porque todos quieren ser blogueros. «Uno es su propio jefe y hace y dice lo que quiere. Eso genera cierta fascinación en la gente más joven», añade. Él lleva años triunfando. «Aunque recién estas Navidades descubrí que mi familia está orgullosa de lo que hago». ¿Acaso los Díaz no tienen conexión a internet?

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