Pauline Chai, la mujer que no puede vivir sin 110.000 euros al mes
La ex Miss Malasia exigía esa cifra a su marido, el magnate Khoo Kay Peng, en un juicio de divorcio mediático. La justicia británica ha denegado su petición: «solo» recibirá 65.000 euros mensuales
Una ex reina de la belleza enfadada puede ser más peligrosa que el más feo de los tiranos. Y Pauline Chai, Miss Malasia 1969, está muy enojada. La modelo asiática devenida en «socialite» británica le ha declarado una guerra sin cuartel a su marido , Khoo Kay Peng, presidente de la firma de moda y decoración Laura Ashley , en un juicio de divorcio que lleva meses copando las páginas de sociedad de la prensa inglesa.
Chai, de 68 años, ha intentando quedarse con la mitad de los bienes de su marido, que, únicamente en el Reino Unido, estarían valorados en 500 millones de libras (650 millones de euros). Podría haber sido el divorcio más caro de ese país, por encima del que enfrentó al oligarca ruso Boris Berezovsky y su ex mujer, cuyo acuerdo fuera de los tribunales se estableció en 200 millones de libras. Sin embargo, la justicia inglesa ha decidido rebajar las expectativas de la amante despechada.
Según el magistrado Sir David Roderick Lessiter Bodey, Miss Malasia 1969 tiene que contentarse con una existencia «más frugal». El juez londinense ha determinado este jueves que Chai deberá recibir 65.000 euros al mes de manos del banquero y presidente de Laura Ahsley, con quien la «socialite» tiene cinco hijos. Esta mensualidad apenas roza la mitad de la cifra que reclamaba en compensación por sus 42 años de matrimonio con el «rey» de las tiendas de decoración.
Así llega a su fin una contienda legal que se prolongó más de un año y en la que cayeron varios millones (los honorarios de los abogados de Chai ascienden a 4 millones de euros). La ex Miss Malasia exigía 110.000 euros de mensualidad (85.000 libras) para cubrir sus «necesidades»: vuelos en primera clase, suites en hoteles cinco estrellas y un vehículo con chófer. Según sus abogados, no puede vivir sin esa «paga» e incluso se habría visto obligada a dejar de ir a su peluquero, quien cobra 600 euros por el corte (ahora dice que tiene que peinarse sola). También habría dejado sus sesiones de psicoterapia, sus escapadas de fin de semana y su hobby predilecto: la restauración de casas de muñecas antiguas.
Pero Chai no se considera una «chica material». Durante el juicio llegó a asegurar que no le interesaba el dinero y que solo quería escapar de un matrimonio «violento» y «opresivo» y de un marido al que tachó de «racista» (Khoo negó todas las acusaciones de su mujer). La ex Miss ya es una mujer libre y, por sentencia judicial, bastante más pobre.
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