Ana Obregón: «Sobre el escenario me siento como si llevara un Rolls-Royce»
La actriz debuta en el teatro con el estreno en Valencia de «Sofocos plus»
![Ana Obregón: «Sobre el escenario me siento como si llevara un Rolls-Royce»](https://s3.abcstatics.com/Media/201412/23/Ana_Obregon--644x362.jpg)
Después de treinta años de carrera, Ana Obregón debutará el próximo viernes como actriz de teatro en Valencia. Será en el teatro Olympia con la obra «Sofocos plus», con Fabiola Toledo, Elisa Matilla y Teté Delgado como compañeras de reparto , y con la dirección de Juan Luis Iborra. «El teatro -dice la actriz , en conversación telefónica con ABC- era mi asignatura pendiente. He habían ofrecido cosas, pero estaba muy ocupada con el cine y la televisión, y no he encontrado hueco hasta ahora». Y no es que se arrepienta de haber tardado tres décadas en subirse a un escenario -«todo tiene su momento»-, dice, pero sí exhibe un entusiasmo incluso mayor del habitual en ella. «Hemos hecho un preestreno en Castellón -cuenta-, y la sensación que tuve en el escenario no la he tenido jamás anteriormente. Lo que se siente es como si condujera, yo qué sé, un Rolls-Royce después de haber estado muchos años conduciendo un seiscientos; no se puede comparar con nada de lo que he hecho hasta ahora».
Monólogos
«Sofocos plus» es la cuarta entrega -tras «Sofocos», «Más sofocos» y «Re-sofocos»- de una serie de espectáculos que ha contado, entre otras, con Lolita Flores, Paz Padilla, Loles León o Charo Reina, entre otras actrices . Se trata de una obra de «sketches» en torno a las mujeres y la menopausia, con textos de Sonia Gómez, Antonio Albert y el propio Iborra. «Es una comedia en estado puro en la que desdramatizamos ese momento. Son monólogos sobre situaciones de la vida de las mujeres, pero no es una obra solo para mujeres. De hecho, en el preestreno yo escuchaba reírse a muchos hombres».
Esa función única no es la única experiencia que ha tenido Ana Obregón con el público. «En “ Hostal Royal Manzanares ” rodábamos con los espectadores, e incluso teníamos por contrato que no se podía cortar, así que si nos equivocábamos teníamos que seguir adelante. Eso para mí fue un taller, una experiencia brutal, y ese contacto me ha valido muchísimo para ahora, me ha dado muchísimas tablas».
Cuatro personajes -«una putita, una pija en clase de Pilates. una chica de la limpieza nocturna y una desquiciada de las rebajas»- interpreta la actriz , que entre uno y otro apenas tiene cuarenta segundos para cambiar de registro. Pero lo que le dispara la adrenalina, asegura, es el momento de afrontar su monólogo. «No me he puesto nerviosa más que una vez, y fue una Nochevieja en que hice las campanadas junto a Joaquín Prat, y él me dijo: “¿Tú no te pones nerviosa? ¡Qué te estarán viendo catorce millones de espectadores!” Y ahora, tengo que confesarlo, me pongo un pelín nerviosa antes de mi monólogo».
Nochevieja en escena
Curiosamente, este año le va a tocar a Ana Obregón pasar otra vez la Nochevieja trabajando. «Vamos a despedir el año y recibir el nuevo sobre el escenario. Ahora muy poquitos teatros lo hacen, pero es una costumbre estupenda, que antes era muy frecuente; mis padres se tomaron las uvas varias veces en el teatro. Y me hace una ilusión enorme». Es una de las tradiciones escénicas que la actriz está aprendiendo sobre la marcha, como otras. «Yo no sabía, por ejemplo, que es costumbre hacerse entre los actores un regalito el día del estreno para desearse suerte, y todas mis compañeras se presentaron con varios regalitos, menos yo. Pero es porque no lo sabía».
La actriz se confiesa ilusionada como una primeriza. «Los actores -argumenta- ha de tener talento y energía, y esa energía que transmites al público procede sobre todo de la ilusión. Siempre he trabajado como si fuera el primer día, pero ahora, además, estoy descubriéndome como actriz, y disfrutando como no se puede imaginar; el trabajo no tiene nada que ver con el que he hecho en el cine o la televisión, donde en un día podíamos hacer hasta cinco secuencias y donde el texto te lo dan el día anterior para que te lo aprendieses. Y lo que recibes, el aplauso del público, su atención y sus risas, no tienen nada que ver con lo que yo he vivido antes». Así, no es extraño que tras el preestreno, en el camerino, llorara. «No podía dejar de llorar, era una mezcla de emoción y felicidad».