Victoria Vannucci «Socialite» argentina
«Antonio Banderas no sabía que soy una mujer casada»
El actor malagueño quiso seducirla en su último viaje a Argentina
Cuenta la leyenda, o mejor dicho el documental «En la cama con Madonna», que Antonio Banderas (54 años) le dio calabazas a Madonna en 1990. «Lo siento, estoy casado», le dijo el actor durante una cena mientras señalaba a su por entonces mujer, Ana Leza. La ambición rubia, humillada, se levantó de la mesa y corrió al cuarto de baño con la intención de «meter la cabeza en el retrete». Dos décadas después de aquella escena inmortalizada por el director Alek Keshishia, Banderas recibió la misma medicina que él administró en su época de donjuán. Victoria Vannucci (31), considerada una de las mujeres más bellas y adineradas de Argentina , también puede presumir de ser inmune a los encantos del malagueño.
El encuentro entre Banderas y Vannucci ocurrió la semana pasada durante una cena benéfica en Buenos Aires para recaudar fondos para el Hospital Garrahan, la clínica pediátrica más importante de la capital argentina. El actor asistió en calidad padrino de la institución , mientras que la socialite y exmodelo estaba allí junto a su marido, el magnate de los medios Matías Garfunkel Madanes (40), porque ambos presiden una fundación especializada en asistencia sanitaria. Testigos afirman que el ex de Melanie Griffith quedó prendando de la joven, que esa noche lucía un vestido negro de Alexander McQueen y una gargantilla de esmeraldas que perteneció a la rica brasileña Lily Safra.
El diario «Clarín» recreó la «aproximación» del actor . «Nosotros nos conocemos, ¿no?», le dijo a la socialite, sin percatarse de que el marido de la cortejada se encontraba al lado. Ella contestó que no y él insistió: «Pero podríamos conocernos. Sos la argentina más bonita que vi y me gustaría conocerte», añadió, mientras que Matías Garfunkel, poseedor de una fortuna personal estimada en 1.200 millones de dólares, miraba atónito el descaro de la estrella española más internacional. La pareja se retiró de la gala para evitar un escándalo, aunque al día siguiente los periódicos argentinos solo hablaron de eso.
«Soy una mujer casada y acabo de ser madre. El acercamiento de Antonio me hizo reír», explica Vannucci a ABC. «Me dijo un piropo, pero creo que no sabía con quién estaba hablando. No sabía que soy una mujer casada, pero tendría que haber visto que iba acompañada», añade. Ella es una de las mujeres más famosas de Argentina y también una de las más poderosas. Su marido es el heredero de una de las grandes fortunas del país –su padre, Jorge Garfunkel, fue un influyente empresario que fundó el Banco Buen Ayre, y su madre, Mónica Madanes, pertenece a la familia que es dueña del imperio Aluar, máximos productores de aluminio en Latinoamérica–.
Insistente
«Le tuve que aclarar un par de veces que él a mí no me conocía. Pero continuó con sus piropos y me sujetó por la cintura sin darse cuenta de que mi marido estaba escuchando la conversación», confiesa. «Me tomó por sorpresa. Ningún argentino se acercaría a mí porque en mi país todos saben que soy la esposa de Garfunkel. A mí marido no le hizo ninguna gracia la situación. Por suerte es un caballero y supo mantener la calma».
¿Se fueron enfadados? «No. Nos fuimos de la fiesta porque ya era tarde y yo tengo dos hijos que cuidar», añade Vannucci, que es madre de dos pequeños, Indiana, de un año y nueve meses, y Jorge Napoleón, de cuatro meses. «Lo tomamos con humor. Espero que la novia que tiene en Holanda no se entere de esto (en referencia a la pareja actual del actor , la asesora de inversión Nicole Kimpel). Digamos que me encaró y rebotó (el equivalente criollo a «me tiró los trastos y le di calabazas»). Y con la mala suerte de que lo hizo en una fiesta llena de famosos que vieron y escucharon todo. Sospecho que no está acostumbrado a que lo rechacen».
¿Banderas habrá corrido al baño para meter la cabeza en el retrete?
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