De romper guitarras a restaurar mansiones

Pete Townshend, líder de la mítica banda The Who, ha sido premiado por restaurar su hogar, Ashdown House, un palacio inglés del siglo XVII

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luis ventoso

«Prefiero morir antes que ser mayor» , vociferaban The Who en su himno fundacional, «My Generation» . Hoy los que preferían la sepultura a las canas peinan ya 69 años y estos días recorren, con gran éxito, los escenarios del Reino Unido en una gira que conmemora sus 50 años de existencia. The Who eran la alternativa para quienes encontraban a los Beatles demasiado obvios y a los Stones demasiado macarras. Su guitarrista y compositor, Pete Townshend, cobró fama en su mocedad por romper las guitarras a golpes contra el suelo, un alarde nihilista que quería reflejar la rabia juvenil sesentera.

De destrozar instrumentos, Townshend ha pasado a recibir premios por el mimo con que ha restaurado Ashdown House , el palacio del siglo XVII en el que vive. Al habitar en una propiedad del patrimonio nacional británico se ve obligado a abrir su domicilio a los turistas los miércoles y sábados entre abril y octubre. Un poco como el marqués Luis Escobar en aquellas comedias descacharrantes de Berlanga. En 2010 el músico pagó 5,6 millones de euros por el alquiler durante 41 años de la mansión, que se encuentra en el valle de Berkshire Downs, cerca de Oxford. El edificio evoca una casa de muñecas y está coronado por una curiosa cúpula.

La vivienda fue un regalo del conde William Craven a Isabel de Bohemia, la llamada Reina del Invierno , apodo que recibió tras perder a su marido Federico, el príncipe elector del Palatinado, en la batalla de la Montaña Blanca. La viuda, exiliada, recibió el resto de su vida el amor, el sustento y las atenciones del potentado conde Craven, que ordenó levantar el palacio para ella, una mujer activa, amante de la caza y la monta. Ashdown House fue concluida en 1662. La idea era que la reina pudiese alejarse allí del peligro de la peste que solía asolar a la insalubre Londres. Pero ella murió antes del final de la obra. Como en las grandes historias de amor , el conde, que vivió hasta los 89 años, nunca buscó otra nueva pareja.

Townshend no ha escatimado en la restauración, que se ha llevado a cabo con materiales de la época. La propiedad cuenta con una enorme finca rodeada de bosque, jardines con dibujos de boj, piscina de 18 metros e invernaderos. Pero estaba en muy mal estado tras el paso de su último propietario, un armador. «Ahora vivo aquí regularmente y a mis tres perros les encanta -cuenta el músico-. Me he pasado tres años en la obra, velando para que la casa no perdiese su carácter. Los sonidos de los búhos y los zorros te hacen estremecerte por la noche, pero al margen de eso se está bien». La distinción que le ha otorgado la Royal Institution of Chartered Surveyors reconoce que «ha devuelto a la mansión su gloria pasada» .

El músico se divorció en 2009 de su mujer, con la que llevaba casado 37 años, y ahora vive con la pianista y cantante pop Rachell Fuller, 28 años más joven que él. Townshend sigue tocando la guitarra con brío y maestría, fiel a su célebre molinillo, pero arrastra serios problemas de oído, que hacen que amenace con frecuencia con el mantra de «esta es mi última gira» . Huelga decir que siempre resulta ser la penúltima. De hecho, el año que viene a The Who les aguarda una larga gira por estadios de Estados Unidos.

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