ENCUENTROS DIGITALES DE ABC.ES
Paloma San Basilio: «A estas alturas, sería injusto quejarme de lo que no he hecho»
La cantante ha presentado a los lectores de ABC.es su autobiografía «La niña que bailaba bajo la lluvia»
Paloma San Basilio es muchas cosas que al final tienen el denominador común de artista. Artista porque sobre todo es cantante, pero también porque pinta cuadros y escribe. De esta última faceta ha nacido «La niña que bailaba bajo la lluvia» , una autobiografía en la que resume toda su vida. Inmersa en su gira «Hasta siempre», con la que se despide de los escenarios, ha charlado con los lectores de ABC.es .
—¿Qué se siente al ser tan querida en todo el mundo?
—A veces me cuesta entenderlo. No creo que lo que yo haga merezca ni una tercera parte de vuestro cariño y fidelidad. Habéis sido muchas veces, sin saberlo, un gran estímulo para mi carrera.
—¿Qué es lo que más te ha emocionado en tu vida?
—Como se ve en el libro, me emociono mucho con las pequeñas cosas, con el recuerdo de las personas que quiero y que ya no están, y con el recuerdo de las que están pero a veces demasiado lejos. Realmente son los sentimientos los que me mueven la mayor parte de mi vida.
—Entiendo tu retirada de los escenarios después de tantos años dando vueltas por el mundo. ¿Te has planteado al menos regalarnos de vez en cuando algún nuevo tema y difundirlo a través de internet?
—La verdad es que me gusta mucho esa posibilidad de comunicarme con vosotros a través de pequeñas cápsulas o pequeñas historias y colgarlas en la Red. Mi hija Ivana y yo estamos dando vueltas a alguna que otra idea.
—¿Por qué el título de tu libro «La niña que bailaba bajo la lluvia»?
—Porque era una cosa que siempre me gustaba hacer cuando era pequeña: dar vueltas cuando caía una buena chupa de agua y empaparme hasta los huesos. Me reía un montón y mi madre me esperaba con una toalla.
—El día 5 de diciembre es tu despedida como cantante. ¿Cuáles serán tus sentimientos ese día?
—Seguramente tú vas a estar para verlos y para sentirlos. Por el momento no tengo ni idea de qué pasará por mi cabeza ni por mi corazón. Pero dejaré que fluya.
—¿Le ha quedado algo por hacer?
—Seguramente muchas cosas, pero sería injusto, a estas alturas, después de tantos años, de tantos trabajos y de tantos escenarios, quejarme por lo que me falta.
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