DUQUESA DE ALBA

Palacios que fueron hogar

Madrid, Sevilla y Salamanca. O, lo que es lo mismo, los Palacios de Liria, de las Dueñas y de Monterrey. Fueron los tres hogares de la duquesa

Palacios que fueron hogar reuters

julio bravo

En los números 20 y 22 de la calle de la Princesa, en el barrio de Argüelles y muy cerca de la emblemática Plaza de España, se encuentra el palacio de Liria , residencia madrileña de los duques de Alba . Comparte vecindad con el cuartel del Conde Duque (hoy convertido en centro cultural del Ayuntamiento), que se construyó en la misma época, y se encuentra a poca distancia del Palacio Real. Fueron éstas dos de las razones que llevaron a Jacobo Fitz-James Stuart y Ventura Colón, duque de Berwick y duque de Liria –y antepasado de la fallecida duquesa de Alba–, a emprender la construcción del Palacio de Liria, inaugurado en 1773.

Ventura Rodríguez

En la obra participaron varios arquitectos, pero destaca el trabajo de Ventura Rodríguez, autor de, entre otras obras, el Convento de los Agustinos Filipinos de Valladolid o la fachada de la Catedral de Toledo. Con la unión, a principios del siglo XIX, de las casas nobiliarias de Alba y Berwick , en un mismo titular, Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, el palacio de Liria pasó a ser la residencia de la Casa de Alba (que perdió en aquel entonces los palacios de Buenavista y de la Moncloa). En el primer tercio del siglo XX se realizaron varias reformas, realizadas por el arquitecto inglés Sir Edwin Lutyens; entre ellas, la modificación de la escalera principal.

El palacio de Liria fue víctima de un bombardeo durante la guerra civil, en 1936, y quedó destruido. El 9 de abril de 1939, unos días después del final de la contienda, se leía en ABC: «La muerte del palacio de Liria merece tantas lágrimas, que su antiguo césped ganaría verdor en el triste homenaje. Pocas cosas son comparables a estas mutilaciones atroces que dejan a medio morir nuestras antiguas mansiones cortesanas. Estos vestigios calcinados de pretéritos lujos son ruinas pavorosas, revueltos los cimientos y la ornamentación. La patraña marxista tendió sus armas en torno a la destrucción del palacio de Liria. Una propaganda falaz afirmó deberse a un bombardeo de la aviación nacional. La verdad era repelente: la propia voracidad de los rojos no se contentó con saquear el palacio, sino que quiso destruirlo para borrar así brutalmente la huella del robo. Caería herida la mole palaciana que un día del otoño de 1770, en una tarde de sol que fingía herrumbres en el ocaso, imaginó el gran arquitecto D. Ventura Rodríguez».

Incendio

En el incendio que destruyó el palacio se salvó la impresionante colección artística, que se había llevado al Banco de España, así como buena parte del mobiliario y los tapices. No tuveron tanta suerte los libros, los dibujos y los grabados en papel.

Como se recuerda en una placa colocada en 1959 por el Ayuntamiento de Madrid, fue el XVII duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, quien emprendió la reconstrucción del palacio, del que solo quedaron en pie las fachadas. Tras el fallecimiento del duque en 1953, fue su hija, Cayetana, quien continuó la labor iniciada por su padre, que solo vio la colocación de los cimientos. Basándose en los planos de Lutyens, Manuel Cabanyes sería el arquitecto encargado de erigir de nuevo el palacio de Liria.

El empeño de Cayetana de Alba logró que el palacio renaciera. Fue un proyecto costoso, que redujo a la mitad el patrimonio de la Casa de Alba. La reinauguración del palacio tuvo lugar el 13 de junio de 1956.

Palacios de Dueñas y de Monterrey

Cayetana de Alba no disimuló su cariño por el palacio de las Dueñas, su residencia sevillana. En él celebró tanto su primer enlace con Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, que tuvo gran repercusión social y fue calificada como «la boda más cara del mundo», y su tercera boda, con Alfonso Diez, el 5 de octubre de 2011. Se trata de un edificio de estilos gótico-mudéjar al renacentista, construido entre los siglos XV y XVI, y en el que nació el poeta Antonio Machado –como recuerda una placa situada en el muro de la entrada del edificio–. Lo levantó la familia de los Pineda, que se vio obligado a venderlo en 1484 a Doña Catalina de Ribera para recuperar a Don Juan de Pineda, que había sido hecho prisionero de los moros. Pasó a ser propiedad de la Casa de Alba tras el matrimonio de la IV marquesa de Villanueva del Río, Antonia Enríquez de Ribera Portocarrero, quien fue la primera esposa del IV duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Mendoza.

El palacio toma su nombre del monasterio de Santa María de las Dueñas, que se conocía como Compañía de Dueñas. Se trata de uno de los más destacados de la capital andaluza, se compone de un conjunto de patios y edificios. Posee numerosos detalles sevillanos en ladrillos, tejas, azulejos, encalados y cerámicas, y alberga un patio andaluz, al igual que la Casa Pilatos. Dominan el edificio los grandes espacios, y en la entrada al palacio se puede observar el escudo del ducado de Alba en azulejo de fabricación trianera del S.XVII o XVIII, en el arco principal.

El Palacio de las Dueñas cuenta con un patio rodeado de arcos con columnas de mármol blanco que sujetan pilastras con adornos platerescos que presentan un friso plateresco también. Encima de esta galería se construyó otra con arcos de estilo mudéjar. El arco situado al oeste del patio en las galerías bajas, también es de estilo plateresco. El altar mayor de la capilla contiene varios azulejos con reflejos metálicos, típicos de la cerámica sevillana del XVI.

Por el palacio de Dueñas han pasado numerosas personalidades en las veladas que organizaban los duques de Alba. Entre ellas destacan el ingeniero Guillermo Marconi (inventor del telégrafo), los músicos Cole Porter y Arthur Rubinstein;los Príncipes de Mónaco Rainiero y Gracia, y Jackie Kennedy.

Palacio de Monterrey

El palacio salmantino de Monterrey fue la tercera residencia de la fallecida duquesa de Alba. Fue construido en 1539 por orden de Alonso de Acevedo y Zúñiga, tercer conde de Monterrey, y su esposa Maria Pimentel, es uno de los principales ejemplos de la arquitectura civil española del renacimiento.

De estilo plateresco, su arquitecto fue el extremeño Pedro de Ibarra, que siguió el proyecto con planos de Rodrigo Gil de Ontañon en los que se intensifica el ornamento escultórico en los cuerpos superiores rematados en crestería, muy acorde con la época y el renacimiento español. Posee estilo de fortificación o torre militar.

El palacio consta de tres pisos y cuatro torres, cada una de ellas culminada con un mirador. Según las guías salmantinas, «la galería del último cuerpo está compuesta por arcadas rematadas en trabajados medallones, y es de destacar su crestería afiligranada, de estilo calado A pesar de su imponente aspecto, solo se construyó una cuarta parte de su proyecto original, pues el proyecto contemplaba ocho grandes patios y cuatro torres en las esquinas.sin problemas de espacio ya que era zona de jardines donde se encuentra el convento de las Úrsulas, y donde este mecenas era respetado por sus múltiples aportaciones a la Ciudad de Salamanca y Santiago de Compostela siendo sus deseos, ordenes para el pueblo».

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