Gastronomía

Estay

HISTORIAS DEL ELEMENTO LÍQUIDO

DANIEL VÁZQUEZ

Aveces pienso que es de lo mejor que me ha pasado y otras pienso que parece un niño grande.Me preocupó mucho lo que dijo mi padre de la champánera de 6 botellas de metacrilato que tengo por ahí encima del frigorífico. Le expliqué que todos los corchos que habían dentro, eran de las botellas que se descorchaban en casa. Y él me dijo con tono frío y apartando la mirada: «¡Faltan!. Cuanto tiempo llevas en esta casa.» Desde julio le dije. «Pues creo que faltan corchos al ritmo que vas, y además te faltará champanera. La verdad es que su expresión me dejó perplejo!.

Total, que no dejaba de pensar en lo que había dicho mi padre sobre mi actitud frente al vino. Así que me dispuse a abrir una botella de Estay e intentar impresionar a mi padre , que se que le gustan los vinos elegantes, aromáticos, densos y fáciles. Aunque al mismo tiempo con personalidad y densidad. Y mientras la descorchaba puse un disco de El Último de la fila que se titulaba «Insurrección». Y me recordaba a aquella época en la que tomábamos copas de vino y el rebelde era yo. Y acto seguido intenté lanzar con acierto el corcho desde el salón a la champánera de la cocina y...3 puntos, otro para la colección. Y además de los buenos. Pero el asunto de los corchos no dejaba de rondarme la mollera. Tengo la manía de conservarlos, y hago acopio de ellos a gran escala. Los tapones que se utilizan para tapar un vino pueden ser muy diversos. Los hay plásticos, de siliconas, de rosca y hasta de cristal. La palma se la lleva el de corcho natural. Que pueden ser de diferentes calidades. Los más valorados son los de nuestros alcornocales y producidos en una sola pieza. Porque aparte del componente emocional permiten una leve microxigenacion. Al fin y al cabo todos cumplen su función perfectamente. Un corcho de una pieza puede tener tanto valor económico como el vidrio, etiqueta y contra etiqueta juntos.

Y mientras cenábamos un timbal de morcilla fresca y salteadaen la sartén, que había traído mi padre desde Cazorla, acompañada con compota de manzana, y después unos zorzales con arroz. Me dieron ganas de descorchar otra.

Pero al fin resolví el enigma. Cuando mi padre me dijo que a ver si me quitaba la manía de lanzar los corchos desde la otra parte del salón. Y cuando moví el frigorífico aparecieron detrás todos los corchos que faltaban. «¡Enigma resuelto! ¿Abrimos otro Estay? . «Me voy a la cama Daniel. No lances más corchos».

FICHA TÉCNICA

Estay. Vino de la Tierra de Castilla y León. Uvas Prieto Picudo. 6 meses de crianza en barricas de roble francés, húngaro y americano. Fruta con madera bien integrada. Vestido rojo granate con matices púrpura. Limpio y brillante. En nariz es intenso, limpio, con aromas a frutas rojas frescas, tonos florales y fondos de maderas nobles. En boca es seco, fresco, amplio y persistente, equilibrado en su conjunto.

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