GASTRONOMÍA

Aperturas 2015 Cádiz y Puerta Tierra

La Marmita, Destino, El Chicuco, La Clave de San Pedro y la Antigua Confitería son algunos de los mejores locales para probar y tapear entre los que vieron la luz en el año recién terminado

FEDERACIÓN CRÍTICOS ANÓNIMOS

Se usa mucho la palabra «volatilidad» cuando se habla de los mercados financieros, pero esa inestabilidad es un plato de sopa comparada con la sucesión de cierres, traspasos, aperturas y reformas en la hostelería gaditana . Convertido hace años en un sector refugio, muchos de los descarriados –legiones en estos años– de la vida laboral por cuenta ajena se atreven a probar por desesperación. A esa peña nutrida hay que añadir los profesionales y vocacionales, los iniciados, los de siempre.El resultado de la suma es: mucha gente, muchas novedades.

Ahora que aún quedan unos días de asueto vacacional antes del estricto y brevísimo régimen de adelgazamiento de enero, vayan unas cuantas sugerencias de nuevos negocios abiertos en Cádiz en el difunto 2015. Ni son todos, ni tienen que ser los mejores, pero valga como recordatorio a los que gustan de probar nuevos sitios antes de que cierren.

La tendencia de recuperar las antiguas tabernas, los baches, bujíos, güichis o tabancos sigue imparable . No siempre, la tendencia retro supone alegrías pero en el caso de La Clave de San Pedro, sí. En la calle del mismo nombre, muy cerca de la plaza de Mina de Cádiz, ha reabierto este local en un lugar en el que hubo más de tres en los últimos años. Ahora apuesta por los vinos de origen diverso y curioso, por las botas de caldos de la provincia, un sorprendente surtido de cervezas de barril (con la belga Le Chouffe, por ejemplo) y una carta de tapas frías con gran tino al elegir buenas chacinas y conservas de calidad. La decoración de madera está entre pub y bodegón. Su oferta es muy apetecible. No llega al nivel de placeres como la legendaria La Manzanilla o La Sorpresa, pero estaría en el nivel inmediatamente inferior. Ojalá dure.

En ese mismo sector llamado ‘aquellos maravillosos años’, destaca El Chicuco . Sobre el local que fuera el célebre agujero negro de Los Pabellones, en la estratégica esquina entre Plocia y San Juan de Dios, abrió en noviembre este local que es un parque temático gourmet. Concede más espacio a tienda que a barra pero ambas son exquisitas y complementarias. Apunta a un cliente sibarita de poder adquisitivo medio. Los detalles, tanto de la cocina, como de la carta, el personal y el equipamiento convierten la visita en una experiencia que merece la pena.

De regreso al entorno de la Plaza de Mina, en la esquina de San José con Enrique de las Marinas, destaca . Sobre el esqueleto de lo que fuera la Mantequería Barreda abrió en primavera este gastrobar.

Al inicio, hubo alguna extrañeza por la relación de su cantidad/calidad/precio, algunas anomalías en la atención o el particular horario de apertura. Pero con los meses ha ganado en consistencia y capacidad de dar placer. Cuida mucho la materia prima y los vinos.

De vuelta al entorno del Ayuntamiento, otra apertura sonada fue la del bar de tapas Destino. También ocupa el lugar de un local mítico, La Flor de Carriedo , justo frente al Ayuntamiento. Los hermanos Vélez son los responsables y tratan de reproducir el éxito de algunos de sus locales como Balando o Avenida 28. Su ubicación, como en el caso de El Chicuco, lo convierte en un producto dirigido igualmente al público gaditano como al turismo.

Regreso a los locales malditos, con dos o más nombres y propiedades en los últimos años, en este caso, en Extramuros (alias Puerta Tierra).

Se trata de La Marmita, en la calle Santa Teresa, justo frente al restaurante chino de más fama, prestigio y capacidad de convocatoria en la ciudad. En el espacio que fue Ítaka y Sangre de Drago, La Marmita acaba de abrir como un bar de tapas extremadamente cuidadas, en ingredientes y ejecución y originales sin caer en la ocurrencia. Cada día ofrece nuevas especialidades y su carta incluye delicias como unos peculiares cucuruchos de tartar de atún con leve fondo de guacamole. Trata de forma exquisita la carne de retinto, el pescado y el marisco. Su cocinero y propietario, Enrique Hidalgo, es joven e imaginativo, proviene de la cantera de la Escuela de Hostelería. Probó suerte antes con Mar de Leva en el Paseo Marítimo.

Otro local con varios nombres y gerencias, desde que fuera El Parador de Buenos Aires. Está en la esquina de la calle de ese nombre con Enrique de las Marinas. Tras una afortunada y sencilla remodelación, ahora se llama La Antigua Confitería en homenaje a un negocio que ocupó el establecimiento hace décadas.

Su oferta es más tradicional, se acerca más a la cocina de mercado y casera, por raciones y medias pero sin sacrificar el tratamiento cuidadoso en la cocina y, mucho menos, la materia prima.

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