José Andrés: «Nuestra profesión es más que dar de comer a unos pocos»

El cocinero asturiano afincado en Estados Unidos habla de su activismo y de lo que ha aprendido de él

El cocinero José Andrés posa para ABC en Barcelona PEP DALMAU

ANA LUISA ISLAS

El cocinero español más reconocido en Estados Unidos está nominado al Basque Culinary World Prize, premio que el Basque Culinary Center (BCC) y el gobierno vasco otorgan a chefs con iniciativas transformadoras. José Andrés fue nominado también en 2016, por su labor al frente de World Central Kitchen , organización inspirada en una asociación con la que colaboró recién llegado a Washington, con tan solo 23 años: DC Central Kitchen que reúne alimentos caducos pero servibles, los cocina y los reparte en barrios pobres, además, capacita a personas en situación de exclusión para ser cocineros y después les consigue trabajo. El asturiano colabora con la ONU , es un activista político (aunque no se define de ningún bando, es reconocido su rechazo a Trump, con quien incluso canceló un proyecto millonario y entró en una querella tras las declaraciones xenófobas en campaña del ahora presidente). Tuitero empedernido, amigo de los famosos ( Gwyneth Paltrow, los Obama , Morgan Freeman , y más) y el representante más potente de la marca España en Estados Unidos. Para él, el premio tendría que ser para los jóvenes.

-¿No le interesa el premio?

-No nos vendrían mal los 100.000 euros, pero la labor que hacemos va más allá. Hemos recibido muchos, tengo 27 años con esto, con premios o sin ellos voy a seguir haciéndolo.

-¿Los jóvenes lo merecen más?

-Sí, para seguir convenciendo a más. Desde el BCC se han dado cuenta de que hay un grupo humano importante en la gastronomía que nunca ganará un Nobel; aunque espero que un día un cocinero lo gane.

-Están de moda la cocina y ayudar.

-Nos hemos dado cuenta que nuestra profesión es más que darle de comer a unos pocos. Tiene la capacidad y el potencial de dar de comer a muchos. Los cocineros podemos, y debemos, estar en la conversación que decida cómo dar de comer a la humanidad.

-Menuda reponsabilidad.

-Parece que ayudar debe estar en el currículo pero hay muchas maneras de hacerlo. Que un cocinero se arriesgue por abrir un restaurante en un barrio que no tiene nada, es una forma de ayudar a que ese barrio coja vida. No hay que competir a ver quién hace más.

-¿Vosotros, como ayudáis?

-Nuestra temática es la alimentación, la alimentación con un retorno de inversión. Es decir, en Haití, por ejemplo, hemos reabierto la escuela de cocina y construido una nueva, cambiamos hornos de carbón por gas, abrimos panaderías, polinizamos árboles frutales, abrimos una fábrica de hielo, para que los pescadores preserven su pescado, y más.

-No basta dar de comer.

-Cuando tenemos dinero pensamos bien dónde invertirlo para tener un retorno y ayudar a los nuestros. Así debemos invertir lo que donamos, para que tenga un retorno a la sociedad.

-¿Qué ha aprendido en esas comunidades?

-El valor de lo intangible. La esencia del ser humano está más presente en la pobreza que en la riqueza. Todo es efímero y hay que disfrutar el momento, la gente que nos rodea nos hace quiénes somos; el dinero ayuda, pero no lo es todo.

-Dígaselo a Donald Trump.

-Un personaje como él es una oportunidad porque resalta la pasividad social, va más allá de la derecha o de la izquierda. Ningún presidente estadounidense ha cortado tanto la ayuda social como lo quiere hacer él. El sueño del ciudadano del siglo XXI debería ser luchar para que otros consigan lo mismo que nosotros.

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