Fabiola se despide de los belgas a su manera, con un funeral sencillo y alegre

La viuda de Balduino quiso que pusieran humildemente en el suelo de la catedral su féretro blanco, bajo los acordes de la Salve Rociera

Fabiola se despide de los belgas a su manera, con un funeral sencillo y alegre reuters

enrique serbeto

La disposición del féretro blanco en el suelo, como señal de humildad, ha sido seguramente el último de los muchos guiños con los que la Reina Fabiola ha querido marcar sus propios funerales para los que pidió expresamente «sencillez y alegría» . La ceremonia religiosa estuvo llena de mucha música, incluyendo la Salve Rociera, pero sobre todo Bach y Mozart, sus favoritos, lo que no logro aliviar la tristeza de los belgas que despidieron ayer a una de las reinas más queridas de su historia.

La viuda del quinto Rey de los Belgas falleció el pasado viernes a los 86 años en el castillo Stuyvenberg , pero desde el miércoles sus restos estuvieron expuestos en el gran palacio de Bruselas, por donde han pasado más de 4.000 personas. A las 9.30 de la mañana y bajo una fuerte lluvia, fueron trasladados , escoltados por la guardia real a caballo, hasta la catedral de San Miguel y Santa Gudula, donde entraron a las 10 en punto a los acordes de un aria de Bach. El féretro estaba sencillamente cubierto por los tres colores de la bandera belga, negro, amarillo y rojo, y aparte de la solemne guardia a caballo, fue conducido en un coche fúnebre ordinario.

A la catedral llegó al completo la Familia Real belga, todos vestidos de negro, incluidos los niños. Pocos de los asistentes osaron un gesto como el que la propia Fabiola se permitió en los funerales de su esposo el Rey Balduino, vistiendo de blanco en señal de esperanza en la resurrección, con la excepción del rey Alberto II, que exhibió con toda intención una bufanda clara sobre el traje negro.

La entrada en la catedral se hizo sin ningún orden protocolario . Más de un millar de personas han asistido a la ceremonia en el interior del templo y gran número también en el exterior entre ellos muchos españoles.

La ceremonia fue presidida por el cardenal emérito Godofredo Danneels, que mantuvo siempre una relación muy estrecha con el matrimonio real, y estuvo plagada de gestos de recuerdo a su origen español, el más vistoso de todos el canto de la Salve Rociera por parte del coro de Vilvoorde, una localidad de los alrededores de Bruselas donde residen los descendientes de emigrantes cordobeses. En esta interpretación participó tocando las castañuelas Blanca Escribá de Romaní y Mora, marquesa de Ahumada, prima de la Reina Fabiola. Los ruegos fueron leídos -el primero de ellos por la Princesa Isabel- en todas las lenguas que dominaba Fabiola: flamenco, francés, alemán, español e inglés. Después fue trasladada a la cripta real de la capilla del Palacio de Laeken.

Fabiola se despide de los belgas a su manera, con un funeral sencillo y alegre

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