Bélgica no cumple la última voluntad de la Reina Fabiola
Deseaba que su ataúd no fuera expuesto y había pedido tener un funeral sencillo y discreto
La Reina Fabiola quería un funeral simple en la capilla de Laeken y no ser expuesta en los salones del Palacio Real de Bruselas, según ha desvelado quien fuera su confesor en sus últimos años, el abad Benoit Lobet. Como también este había previsto, el protocolo se ha impuesto sobre esta «última mortificación» para una Reina muy creyente que según este testimonio estaba deseando dejar este mundo con la esperanza de reunirse con el Rey Balduino.
El religioso ha revelado al diario flamenco «Hiet Nieuwsblad» que Fabiola le había dicho claramente que «no quería ser expuesta» como han decidido las autoridades belgas. «Con su habitual humor, me confesó que había encargado el féretro más feo para que no se atrevieran a mostrarlo en público».
En su blog, el religioso da también algunos detalles sobre las confidencias de la Reina, que según dice «había hecho muchos proyectos para sus funerales, me había confiado muchas “últimas disposiciones”, y siempre supe que ninguna acabaría cumpliéndose. Yo le decía cada vez que el protocolo es una máquina terrible , una apisonadora que alisará todo y, probablemente, no autorizará ninguna fantasía como ella habría soñado».
En efecto, su cuerpo ha sido velado hasta ahora en Laeken, como quería, pero este miércoles será trasladado al gran Palacio Real del centro de Bruselas para que los belgas que lo deseen puedan despedirse de ella durante dos días. El viernes está previsto un funeral de Estado en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, sede de las grandes ceremonias religiosas del país.
Para su confesor, la robusta convicción de la Reina podría haber asumido incluso esta situación en la que no se le permitía hacer su voluntad ni siquiera en su propio entierro. «Está bien así», dice el abad Lobet en su blog: «Está visto que todavía le hacía falta esta última mortificación». Y recuerda una de sus últimas conversaciones cuando ella estaba muy débil. «Míreme -me decía ella-, yo que fui la Reina y ahora no soy más que un pellejo, un viejo pellejo. Pero ese pellejo hizo su trabajo, y ahora se va a reunir con su amor.»
La decisión de organizar un funeral de Estado ha sido oficialmente atribuida al Rey Felipe de los Belgas, que ha querido así ensalzar el recuerdo de su tía. Es cierto que a la mayoría de los ciudadanos no les habría extrañado que la Familia Real hubiera organizado un ceremonial más discreto, pero también lo es que la figura de la Reina Fabiola ha sido muy querida por una parte muy importante de la población.
El propio abad Lobet cuenta hasta qué punto estaba deseando que su vida terminase. «Era la Reina, la Reina de mi infancia, de mi juventud, aunque nunca comprendí por qué había sido admitido en la intimidad de sus confidencias». El sacerdote recuerda con emoción el momento en el que le administró la extremaunción hace ya unas semanas, a la vista del deterioro de su salud. «Cuando la dejé aquel día -es un secreto que ahora puedo compartir- me cogió la mano diciéndome: “Gracias a estas manos que han hecho esto por mí”».
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