Famosos en la peluquería, cuestión de pelos y pelas
Esos estilistas que todas las famosas aman
Una amiga desde Nueva York me cuenta que acaba de gastarse casi 900 euros cortándose el pelo tras el confinamiento. Y que además llevaba un mes en la lista de espera para acudir al salón de Julien Farel, el peluquero de las estrellas de Hollywood, situado en el Upper East Side. Ella lo ve barato, porque puede, y porque cruzarse con Olivia Palermo o Sarah Jessica Parker en la peluquería se paga. Pero no es el único salón neoyorkino que tiene fama. El francés Herve Merlino , amigo de mi querido Enrique , trabaja en la peluquería de los lujosos almacenes Bergdorf Goodman de la 5º Avenida neoyorquina y tienen tarifas similares y además sus generosas clientas, la mayoría judías, le suelen dar sin problema 500 euros de propina.
Aquí en Madrid, sobre todo, los últimos días se oye mucho hablar de Lorena Morlote y sus clientas vips, que la mayoría acuden gratis como reclamo. Pero ni de lejos es la peluquería de las famosas. Hay dos o tres lugares de peregrinación obligatoria si es mitómano, y por supuesto no le van a cobrar mil euros; por eso, cuando vea la cuenta, piensen que les ha salido barato. Por un lado, Manuel Zamorano , el estilista personal de Sara Montiel , saltó a la fama de mano de la factoría «Sálvame», porque tiene unas manos y un gusto prodigiosos.
Hay que tener paciencia cuando pidan cita, porque es como los restaurantes Michelin, y hay cola. Zamorano fue alumno del otro imperio peluquero, el de Luis & Tachi, con casi una veintena de salones por toda la capital. Pueden presumir de peinar a famosas y sobre todo a los hombres más importantes de este país; futbolistas, empresarios, el chef Dabiz Muñoz , políticos. Pregunten por Raúl , el heredero del don paterno que se formó en la Academia Vidal Sassoon de Londres. También trabajó allí en sus comienzos Moncho Moreno , creador de Tacha Beauty, otro templo donde cuidan el cabello de muchas famosas patrias.
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