FUERA DE SITIO
Yo saqué mi teta en Instagram (y nunca la censuraron)
Eliminan los nuestros y los de ellos, no. No lo entiendo, sobre todo porque puesta a elegir, prefiero ver unos pechos de mujer, sin duda
El pezón del cartel de la nueva película de Almodóvar es clavadito al de mi madre. Recuerdo aún, perfectamente, cómo eran sus tetas. Pequeñas, bonitas, perfectas, generosas. Las mías se le parecen un poco, pero no llegan a esa perfección.
Tenemos un problema cuando el pecho de una mujer se censura por defecto. Eso pasa en las redes sociales. Eliminan los nuestros y los de ellos, no. No lo entiendo, sobre todo porque puesta a elegir, prefiero ver unos pechos de mujer, sin duda. Los de ellos, viviendo en Palma (Mallorca), los veo cada día por la calle, porque van sin camiseta con todas sus carnes colgando en medio de las Ramblas o Jaime III. Es francamente desagradable, pero que alguien me libre de censurar esa ordinariez. El asunto viene cuando nos callan a nosotras.
Pedro Almodóvar y su pezón perfecto chorreando leche. Vamos al lío. El mío es un poquito, solo un poquito, más grande. Por eso cuando lo vi creí que era el pezón de un hombre lactante. Superado ese primer shock, recordé mis tetas. Tengo dos hijos y si sumo los años de lactancia me salen casi cinco. A mí no me gusta estar embarazada, tampoco disfruto teniendo bebés. Lo mío es tener hijos mayores, como los tengo. Eso me encanta.
Todo aquello, que ahora ya me queda tan lejos, lo viví. Di tanto tiempo de mamar, fue tan jodido todo, que nunca me esperé que justo eso es lo único que echo de menos. A mí un bebé rebolondo me da igual, pero aquella pesadilla de alimentar a mis hijos, eso siempre estará conmigo. Por eso quise retrasar el final y hasta negocié con ellos a viva voz que teníamos que parar. Mamá un poquito más (me decían mientras comían croquetas). Y yo les dije, mi vida, yo ya no puedo más. Me rindo.
A la lactancia a demanda y prolongada solo llegas porque quieres, porque te apetece, lo deseas con todas tus tripas. Yo no tuve ayuda aunque me habría venido genial, creo que ahora tienen más. Pero si no lo quieres, si no te apetece: biberón. Y tampoco pasa nada. No pidas perdón igual que tampoco yo lo pedí aunque me dieron (mucho) el coñazo. Hagas lo que hagas, siempre estará mal. Haz lo que te de la gana.
He recordado la teta como lo único que echo de menos y, todas estas líneas después desde que empecé a escribir esta columna, me doy cuenta de que no es verdad. Hay otra cosa que a veces recuerdo con una amor que me secuestra: los partos. De vez en cuando, añoro esos dos momentos animales, sin epidural, cagándome encima y gritando como una ballena. Ya lo he contado así muchas veces. Es inigualable. Nada se parece a esos dos momentos míos en los que creí que me moría y resultó que no.
Hablábamos de Almodóvar y su teta. De la censura en redes sociales. Facebook ha tenido que salir del paso y pedir perdón por eliminar el cartel. Está bien esa entonación, pero la censura absurda va a seguir ahí. Yo he compartido muchas veces pechos de hombres en redes sin ningún problema. Cuando lo he querido hacer de mujeres, me los han borrado. Hablo de arte, de fotografías de grandes fotógrafos. Me tenía mosqueada, era imposible compartir algo bonito solo porque era el cuerpo de una mujer. No era pornografía, nunca, siempre fue arte o algo parecido. Nunca me dejaron. No me dejan aunque es hermoso y genial.
El año pasado, por el Día Mundial del Cáncer de Mama, se me ocurrió fotografiarme una teta. Era un primer plano de mi pecho izquierdo, el que le extirparon a mi madre. Quise mandar un mensaje, el rosa me da igual, aquí está mi teta, a ver cuánto dura aquí. Va por las muertas. Era una teta radiante e imperfecta y, contra todo pronóstico, ha estado en mi cuenta de Instagram hasta hace una semana, cuando la borré por motivos que no voy a contar hoy aquí. Todavía hay gente que me pregunta por mi teta, la quieren seguir viendo. Yo considero que no es necesario, eso ya pasó. Pero si puedo decirlo, aunque sea bajito, lo digo: Yo publiqué durante 10 meses mi teta entera en Instagram. Os parecerá una tontería, pero las tonterías a veces entrevistan a Messi, en exclusiva. Mientras otros lloran.