Moda

El Museo del Traje de Madrid reabre sus puertas tras casi dos años de remodelación

La entrada será gratuita hasta el 30 de diciembre

Javier Rodríguez

Marisol Navarro

El Museo del Traje se ha lavado la cara y se ha puesto una nueva vestimenta para abrir de par en par sus puertas tras casi dos años de cierre, algo premonitorio si pensamos que unas semanas después de su anuncio, la pandemia obligó a clausurar todos los demás museos. Y reabre con una nueva exposición permanente completamente renovada, con casi mil piezas, de las que el cincuenta por ciento son obras que jamás se han mostrado al público y que provienen en su gran mayoría de donaciones realizadas en los últimos años a la institución. “Y aún así no se muestra más que el uno por ciento de la rica colección de este museo”, confiesa Juan Gutiérrez, responsable de Indumentaria del Siglo XX del Museo, y que ha dirigido este nuevo proyecto. Ha estado acompañado durante la presentación por la directora del Museo, Helena López de Hierro, y la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco.

Vitrina de trajes de baño del Museo

El Museo, que además es el Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, dejará sus puertas abiertas de forma gratuita hasta el 30 de diciembre. Y para completar la nueva exposición, el público tendrá a su disposición una visita virtual, que será accesible desde los códigos QR presentes en las salas y desde la página web del Museo; visitas comentadas gratuitas y recorridos de forma autónoma para familias.

El visitante podrá hacer un recorrido de la historia de España, desde el siglo XVIII hasta nuestros días, sin salir de sus salas, que se convierten en una cronología del vestir, contextualizada con la publicidad del momento, las publicaciones en los medios de comunicación ¬–en una de sus vitrinas están los anuncios publicitarios que ya se insertaban en estas páginas sobre moda, en concreto en Blanco y Negro, corría el año 1912-, los métodos de belleza habituales, los hábitos de salud: carteles, figurines, fotografías, pinturas, mobiliario, televisiones…, son elementos no textiles que únicamente habían formado parte de exposiciones temporales y que ahora se muestran de forma permanente para atestiguar que el cambio impulsado por las modas trasciende el ámbito de lo indumentario.

El discurso de la exposición está focalizado en la cultura española, y muestra los procesos de cambio que ha sufrido el país a lo largo de tres siglos, sin perder de vista las obras de las grandes figuras del diseño de moda del siglo XX, como Pertegaz, Piña, Balenciaga…

Doce áreas

Está dividida en doce áreas: la primera vitrina que puede ver el visitante cuando ya se ha adaptado a la escasa luz que hay durante todo el recorrido, es la que enseña las dificultades que se encuentran los expertos para la conservación de las prendas, especialmente a partir de los años cincuenta del siglo XVIII, cuando se introducen los tintes. La primera área como tal, es la historia de la moda antes del siglo XVIII, del que apenas se preservan algunos ejemplares textiles. La segunda se centra en la moda que vino de Francia, es el periodo del reinado de Carlos III, una etapa caracterizada por los intentos de acometer reformas ilustradas que nunca llegaron a completarse. Se exponen diversos ejemplares de prensas masculinas y femeninas de influencia francesa y un conjunto contemporáneo de la firma madrileña Oteyza –presentes en el acto-, un gran estudioso de la capa y el sombrero. Llegamos al área del neoclásico, donde toma protagonismo el vestido camisa y el discurso emancipatorio femenino. Se hace hincapié en el ámbito taurino. Allí está presente el traje con el que José Tomás cerró la Monumental de Barcelona. La moda romántica ocupa el área cuarta, y donde quedan reflejados todos los cambios en los usos indumentarios femeninos, desde los interiores, con los miriñaques y los corsés, al uso de la fotografía y, algo que deja de ser exclusivo de la aristocracia, los espejos de cuerpo entero.

La siguiente sala supone un alto en el camino en la cronología, para agrupar toda la indumentaria tradicional española, un tesoro del Museo cuyo origen está íntimamente ligado a la Exposición del Traje Regional e Histórico, celebrada en Madrid en 1925. Hacia mitad del recorrido nos encontramos con la indumentaria de la Belle Époque, que coincide en España con la restauración borbónica. Y en el área 7, el gran Fortuny y Madrazo muestra los cambios en la indumentaria. El salto final a la moda moderna llega con una muestra de la evolución de los trajes de baño y losvestidos para la vida nocturna. A continuación la alta costura, donde la figura indiscutible es Balenciaga. Llegamos al final del recorrido con algunos de nuestros grandes diseñadores actuales y especialmente con el fallecido David Delfín, al que el Museo dedica su última gran vitrina, “por ser uno de los más destacados diseñadores actuales. Impulsó la popularidad de la moda española”, en palabras del comisario de la muestra, Juan Gutiérrez.

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