Fuera de sitio
Secretos de un matrimonio, cuando no soportas el amor
«Si en los papeles de divorcio fuéramos francos, ahora, pondríamos: motivo del divorcio, el feminismo. Vais a pedir una pira para mí, pero es así»
Iba a esperar a que terminara 'Secretos de un matrimonio' (la miniserie de HBO) para escribir sobre ella. Una vez más, soy tan impaciente que ni me soporto. El primer episodio me dejó tibia, recordé todo el rato la de Ingmar Bergman. Me faltaban los matices y, sobre todo, la mirada sobrecogedora siempre de Liv Ullmann. Nada de todo eso importa ya. El segundo y el tercer capítulo de la nueva son, sencillamente, brutales. La modernidad es eso y no decir ‘niñes’ o ‘chiques'. El golpe que te dan es fuerte y se queda contigo durante mucho rato.
Esa es la historia repetida de un matrimonio contemporáneo. Si en los papeles de divorcio fuéramos francos, ahora, pondríamos: motivo del divorcio, el feminismo. Vais a pedir una pira para mí, pero es así. Antes lo pensaban pero no salía, se lo guardaban. Ahora, y en esa serie se ve claro, es imposible callar esa pelea interior. Al final, el mensaje es: odio quererte tanto. Porque ese amor no me deja ser como soy.
En esos capítulos de la serie la historia va, de forma muy sutil, cambiando. En el primero parecían equilibrados, luego todo se va a la mierda por ella. Lo vemos, es una mujer venenosa, torturadora y desesperada. Tiene tanto miedo que se consume. Él en el primer episodio está difuminado, es un hombre de cartón piedra. Y luego llega el segundo (si no lo has visto, no sigas leyendo). La escena de él recogiendo la maleta de ella, poniendo en orden todo ese caos, es brutal. Es brutal porque el amor es bonito, pero cuando lo ves, cuando lo puedes casi palpar, es terrorífico . Es imposible estar a esa altura.
Digo todo esto porque yo estuve ahí, me doblaron la ropa así, de la misma forma, con esa delicadeza y amor después de dejarlo. Yo fui igual de venenosa y torturadora. Por eso me perturba tanto esa serie. Lo peor es que tanta gente me diga que se siente identificada. Aquí pasa algo y no hay oración que lo salve. Es una realidad.
En el tercer capítulo puedo escuchar los pensamientos de ella. Lo que no dice. En lo único que no me siento representada, aunque lo entiendo, es en la soledad. Ella no sabe estar sola, eso queda clarísimo. Teoriza la soledad como si le gustara, pero es mentira, la soledad hay que vivirla. Separarte y enlazar parejas es una ilusión, es mentira. Ella teoriza, se lo dice él, ese miedo gigante. Madre mía qué inmadura y epidérmica es ella, qué perdida está, y qué sereno es él. Conozco bien a ese hombre. En esas líneas de guion hay terapia. Y, joder, cuánto la quiere él. La ama tanto. Ella solo lo necesita, lo quiere mucho, pero lo necesita más. Aunque el dinero y el poder de esa casa los lleve ella. Como muchas de nosotras aunque no se cuente.
Es una serie maravillosa que consigue que te olvides de la original, cosa que creí muy difícil. Lo han hecho. La vida es muy complicada y el matrimonio lo es aún más. Es tremendo no soportar querer a una persona, eso es horrible. Superarlo, aguantar todo ese amor y renunciar a él, cuesta aún más. Y entre todo ese amor inaguantable, algunas conseguimos encontrarnos. En esa soledad que de repente es dulce y de verdad, por fin , y tan nuestra. Esa es la verdadera modernidad, saberlo.