Fuera de sitio

La importancia del orgasmo

«Para mí, el clímax sí es importante, tanto o más que lo que ocurre antes y después de ese instante. Lo vivo, efectivamente, como una recompensa, pero para mí misma»

Escena de la película 'Cuando Harry conoció a Sally'
Lola Sampedro

Lola Sampedro

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Leo con atención un artículo publicado en este diario con el siguiente titular: ‘Por qué en el sexo lo más importante no es el final’ . En el texto se cuenta que «muchas veces se pone el foco de una interacción sexual en la consecución del orgasmo, y se toma como el único objetivo». En él, Valérie Tasso , escritora y sexóloga, explica que «el orgasmo femenino se ha entendido como un medio de recompensa», como una medalla para «remunerar a la pareja de alguna forma».

Entiendo las palabras de la experta aunque no me sienta identificada en esa narrativa de la experiencia erótica. Para mí el clímax sí es importante , tanto o más que lo que ocurre antes y después de ese instante. Lo vivo, efectivamente, como una recompensa, pero para mí misma. Más allá de la importancia de la conexión con mi pareja sexual, ese estallido de placer es mío, me gusta y lo busco. Dejo al otro participar de él, igual que a mí me gusta participar del suyo. Restarle importancia me parece un error .

Conozco a mujeres que nunca han tenido uno , y eso es triste . Para ellas ese relato en el que se desmitifica el orgasmo es solo un falso consuelo. Tasso también habla en el artículo de la anorgasmia y recomienda terapia, aunque luego la realidad nos dice que la gran mayoría no acude a los gabinetes de los sexólogos. Se conforman con una vida sin ese éxtasis , sin esa autorrecompensa tan breve como poderosa.

El mensaje es, según lo entiendo yo, que no hay que obsesionarse con el orgasmo . En eso puedo estar de acuerdo, la obsesión entorpece el erotismo, aumenta la presión y eso complica alcanzar el clímax. Liberados de esa carga, es lícito y sano reivindicar el orgasmo como parte fundamental del sexo. Vivirlo como un gol, o mejor, sentirlo como un golazo , no resta calidad a la vida sexual. Claro que lo quieres, claro que te gusta mucho, y por eso está bien reivindicarlo.

Esa desmitificación del orgasmo convive en estos días con la popularidad de los succionadores del clítoris . Esos aparatos de moda son capaces de proporcionar uno a una mujer en menos de un minuto. Y puedes tener varios seguidos con una facilidad sorprendente. Suponen justo lo contrario, te lo acercan porque es importante. Son un éxito de ventas porque dan al clímax la importancia que tiene. Existen precisamente por eso, porque nos gusta, lo queremos y lo reivindicamos.

Esos aparatos no sustituyen nada ni a nadie . Se pueden usar sola o acompañada, la meta es la misma: ese instante de placer . O esos instantes repetidos. Tan básico como eso, poder enseñárselo a tu pareja, sin pudor y con la importancia merecida. Y, por qué no, también decirle: «Me gusta así, yo también me quiero correr».

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