Fuera de sitio
Cuando te encuentras con tu ex
«Cuando una pareja se rompe, los dos ya sois personas diferentes, tan distintas que apenas queda nada en común»
Cada vez que me encuentro con mi ex me dan ganas de abrazarlo. No era consciente de esa pulsión mía hasta que Ayuso dijo aquello de que Madrid es la ciudad perfecta para cambiar de pareja y no volver a encontrarte con la anterior. Como si el simple hecho de no verla pudiera borrar todos los recuerdos, toda la historia juntos. Entre la memoria y el olvido, elijo lo primero. En el recuerdo, cuando está limpio de todo rencor, encuentro siempre parte de mí.
Claro que hay historias terribles que se prefieren olvidar, cuando hay maltrato y veneno. No me refiero a esas, es obvio que hablo de personas que compartieron sus vidas un tiempo, se quisieron con todas sus virtudes y defectos, hasta que el amor se acabó o simplemente dejó de bastar. Después de una separación, sueles pasar por la fase del enfado, te cabreas con el otro y es cierto que no lo quieres ver ni en pintura. Lo desmitificas hasta reducirlo a una caricatura, lo cebas de imperfecciones que ni siquiera tiene, porque eso suaviza el duelo. Una vez pasada esa etapa, cuando la ira ha desaparecido, queda el recuerdo y el amor por quien durante un tiempo fue tan importante para ti.
A mí me gusta encontrarme con mi ex. Tengo la suerte de vivir en una ciudad en la que eso es posible de vez en cuando y sin esperarlo. Camino por la calle o tomo un café y de repente lo veo y pienso, qué bien que sigue guapo, parece feliz. Y me alegro por él y me freno ese abrazo que siempre pide mi corazón. Es muy difícil dejar de querer a quien quisiste tanto.
Me gusta encontrármelo aunque ya no somos amigos. Cuando una pareja se rompe, los dos ya sois personas diferentes, tan distintas que apenas queda nada en común. Llevarse bien, que quede afecto profundo, no tiene nada que ver con la amistad. Conozco gente que sí consigue seguir en la vida del otro de esa manera, como amigos. Sobre eso hay estudios, como uno publicado por la Universidad de Oakland en 2017, un tanto crueles, que afirman que las personas que necesitan mantener una relación fraternal con sus exparejas son narcisistas, gente «con personalidad oscura». Se empeñan en ser amigos porque, explican, odian equivocarse y harán lo posible para mantener al otro en su vida con tal de no admitir un error.
Más motivos para no ser amigo de tu ex: otro estudio de 2011, de la Universidad de San Luis, afirma que la amistad entre ex es más frágil. Somos menos tolerantes, cuentan, y menos empáticos con quienes fuimos pareja. En resumen, nos dan más igual. Porque una cosa es alegrarte cuando te lo encuentras y otra, aguantar sus alegrías y sus penas. O peor, que tenga que soportar las tuyas.