Anna Grabiel ha sorprendido a propios y extraños con su cambio de imagen en Suiza: ni flequillo ni camisetas. Roger Torrent, presidente del Parlamento de Cataluña. Antes de dejarse barba, así lucía Torrent. Una foto que se hizo viral el día que tomó el cargo. Soraya Saénz de Santamaría se ha cortado el pelo recientemente. Antes, la vicepresidenta del Gobierno lucía media melena. Tania Sánchez, de Podemos, lucía un piercing en el lado derecho de su boca. Además de quitarse el pendiente, también se ha cortado la melena rubia. Esta es la imagen más habitual de Pedro Sánchez: traje, camisa y sin corbata. Sin embargo, en 2016 la corbata era un básico en sus apariciones públicas. Carles Puigdemont lucía un corte de pelo muy característico. Una de las primeras cosas que hizo al llegar a Bruselas fue visitar al peluquero para cambiar el corte. José Bono, fotografiado en 2011 con una impecable cabellera negra, fruto de los injertos capilares. Una década antes, en el año 2000, el político socialista tenía entradas y menos pelo. María Dolores de Cospedal nos tiene acostumbrados a la media melena. Sin embargo, en 2016 se atrevió con las tijeras y con el flequillo. Este era el cartel electoral de Alianza Popular con Jorge Vestrynge en 1983. Con el paso del tiempo, Vestrynge ha dejado atrás las gafas, la gomina y la ideología: ahora apoya a Podemos. En 2016, José María Aznar sorprendía con una radical decisión: afeitarse el bigote. Durante su etapa como presidente del Gobierno, su bigote fue su característica física más reconocida. Carlos Fabra hizo de sus gafas de cristales negros su sello personal. En 2017, nos enseñó por primera vez cómo son sus ojos. María Teresa Fernández de la Vega no cambió su imagen mientras fue vicepresidenta del Gobierno de Zapatero. Una vez abandonada la política, De la Vega pasó por el taller y sorprendió con su nueva imagen. Alicia Sánchez-Camacho, en una imagen cuando todavía era presidenta del PP catalán. ¿La reconocen? Sí, es la misma Alicia Sánchez-Camacho. La foto es de la toma de posesión de Artur Mas, en 2010.