«Con la llegada de 50 sombras de Grey la gente se atreve a tener prácticas sexuales más osadas»
Desde la publicación de la novela y con el posterior estreno de la película se han disparado las ventas de productos eróticos relacionados con las prácticas sadomasoquistas
Los sex shops ya no son esas tiendas oscuras, con carteles de neón al pie de unas escaleras indicando el camino a un sitio prohibido y al que la gente entraba no sin antes mirar varias veces a sus costados. Claro que este tipo de locales sigue existiendo pero los sex shops han sufrido un «cambio de imagen» y ya no sorprende encontrarlos entre una panadería y un «Zara». Esto ocurre con « Egolalá », un sex shop o mejor dicho, tienda erótica, como corrige, Nina De Juan, la encargada de la tienda.
«Aparte de juguetes sexuales, también nos centramos en el cuidado personal: suelo pélvico, bolas chinas, talleres con fisioterapeutas... Además, trabajamos con un gabinete de sexología que nos traen pacientes con problemas de libido, por ejemplo».
Pero las cosas han vuelto a cambiar. El aspecto de los locales sigue siendo el mismo: blanco, agradable, más parecidos a una tienda de cremas o de tés que de productos eróticos. Pero los «juguetes» iban a ser otros y no por un cambio de política, sino por la llegada de « 50 Sombras de Grey ». No solo la película , la trilogía de la autora E.L. James ha llegado a provocar un gran cambio en las costumbres sexuales de la gente. «Lo oscuro o sórdido se asociaba siempre al sex shop, no a las tiendas eróticas...Pero han venido los de 50 sombras a cambiarlo todo e incluso han partido de lo más salvaje: el BDSM, pero vendiéndose en lugares neutros para llegar al público normal», explica Valentín Casas, dueño de Egolalá.
El BDSM es un sigla formada por las primeras letras de: bondage, disciplina, sadismo masoquismo. Es decir, prácticas sexuales en las que los participantes se atan con sogas u otros elementos de restricción en el caso del bondage, se usan mordazas para la boca, o fustas y látigos para azotar y causar dolor, en el caso del sadismo y masoquismo, siempre fruto del consenso entre los que participan.
«Con la novela y posteriormente con la película hemos apreciado un cambio. La gente se anima más. Antes de la trilogía era un público muy determinado el que quería atarse, usar correas o fustas porque consideraban que era algo malo. Como mucho se llevaban esposas. Pero ahora se ha normalizado. Me acuerdo de una chica que vino con su madre, ambas eran fans de la trilogía y se llevaron varios productos. Con la llegada de 50 sombras de Grey la gente se atreve a tener prácticas sexuales más osadas», apunta Nina. «Antes de la novela vendíamos muy poco de este tipo de productos. La gente se llevaba cremas, aceites, y poco más. Se trata de personas completamente normales que no lo ha probado en su vida y querían salir de la rutina», coincide Casas. [ Mira aquí todos los juguetes eróticos de 50 sombras de Grey ]
Juego de roles
Sin embargo, aclara que «la gente no se anima al sado sino que hacen fantasías. No es sado, es juego a....como si te da por hacer de médico y enfermera...estableces roles pero sin llegar al dolor»
Desde la llegada de la afamada novela ha habido un boom de ventas que se paralizó unos años pero volvió a crecer con la película . «En España, la marca se quedó sin stock la semana previa al estreno. Eso sin contar otras marcas de productos eróticos que también vieron un aumento en sus ventas desde el estreno de la película », explica Casas. En el caso de Egolalá, «hemos doblado las ventas. Este año, de hecho, no ha habido campaña de San Valentín sino de 50 sombras de Grey . Han hecho una campaña de marketing excelente».
Correas, esposas o fustas
«La gente se lleva productos de la línea oficial y las piden especialmente, pero también cualquier otro producto relacionado con el BDSM: sogas para atarte, correas, esposas, fuestas o mordazas…», cuenta Nina. La línea de 50 sombras de Grey tienes unos 35 productos perfectamente identificables con relucientes cajas negras: correas de varios colores, celo para atar la boca, las manos o piernas, una fusta plateada, esposas de terciopelo con ganchos para poner a la pareja enganchada a la puerta, vibradores, lubricantes, aros para los pezones y un largo e imaginativo etcétera...
En cuanto al público que lo elige se trata sobre todo de parejas pero fundamentalmente mujeres. «Le gusta más esto a ellas normalmente. También parejas u hombres que vienen a buscar cosas para las chicas. En el caso de varones que piden productos BDSM les da igual la marca, mientras que a ellas sí les importa más, las que lo han leído son muy fans», explica Nina.
Líneas de juguetes sexuales
La influencia de la nueva línea se ha visto también incluso en el uso de determinados colores en los juguetes eróticos. «Cuando no existía Grey (la trilogía) las marcas de productos eróticos posicionaban a la mujer como centro y todas las líneas tenían como colores preferenciales el blanco, el rosa o el lila. Pero ha aparecido 50 Sombras de Grey y todo cambió al negro, al gris y al plateado. Lo que ha llevado también a que otras firmas que nunca usaron esos colores hayan creado una línea específica imitando los productos de 50 Sombras».
La pregunta inevitable es cómo la autora o los editores o los que pensaron en la película vieron un nicho de mercado en el BDSM. «Surgió solo, con los libros como fenómeno de liberación, aunque relativamente puesto que el papel de la mujer no es precisamente el más liberal de todos. Se trató de una estrategia de marketing que funcionó con esta novela pero podría haberse dado con cualquier otra. Pensar hace seis años que las mujeres irían leyendo literatura erótica en el metro o que hablarías de esto con tu madre es impensable», zanja el dueño de Egolalá.
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