La ciudad de la cerámica

Talavera de la Reina, una ciudad para descubrir en un fin de semana

La ciudad castellano-manchega es conocida por su cerámica, por su hija predilecta Gwyneth Paltrow y por ser la ciudad natal de Álvaro Bautista. Pero después de visitarla, estos hechos serán solo una anécdota

Talavera de la Reina, una ciudad para descubrir en un fin de semana ABEL MARTíNEZ

manuel mariscal zabala

Cuando uno visita una ciudad busca recorrer sus calles, adentrarse en sus monumentos y llevarse un amigo consigo para poder decir «de allí conozco a un tal...». Todo eso lo ofrece Talavera de la Reina (Toledo) sin pedir mucho tiempo a cambio; tan solo un fin de semana.

Pero antes de comenzar por el paseo turístico, conozcamos su historia. Talavera es un claro ejemplo del crecimiento —y enriquecimiento— continuo que se produce en la Península Ibérica por las diversas invasiones, tal es así que sus calles, costumbres y fiestas son un reflejo de las sucesivas influencias que ha recibido España a lo largo de su historia: romanas, visigodas y árabes. Se desconoce su origen exacto, pero su desarrollo como núcleo urbano se concentra durante la época romana.

Desde el siglo II a. C., Talavera se convierte en un punto estratégico entre el centro de la meseta y el occidente peninsular, con el río Tajo como aliado para su desarrollo. Son los romanos los que instalan en la ciudad las primeras vías, las iniciales actividades comerciales y las raíces de una incipiente organización política. Después, con los visigodos, el cristianismo se establece en Talavera y es en este momento, en el siglo VI, cuando se empieza a venerar a la Virgen del Prado, transformando una celebración pagana romana de la diosa Ceres en una fiesta cristiana primaveral conocida como las Mondas, que hoy todavía se celebra, y que rinde cada año un homenaje a esta virgen, su patrona.

Con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII se construye en Talaverauna muralla y el alcázar de Abderramán III, así como diversos inventos procedentes de este pueblo como regadíos, fuentes y molinos de agua.

Después de la Reconquista, Talavera se incluye en la Corona de Castilla. Y es bajo el reinado del Rey Sancho IV de Castilla cuando se inician las ferias de san Isidro (en mayo) y san Mateo (en septiembre), que todavía se celebran y son conocidas como las ferias con más renombre de la comunidad a la que actualmente pertenece: Castilla-La Mancha. Es en esta época, en 1328 concretamente, cuando la ciudad recibe el apodo «de la Reina» debido a que Alfonso XI se casa con su prima hermana María de Portugal y como regalo de bodas le concede el dominio de la urbe.

Es al final de la Edad Media y el comienzo de la época moderna cuando Talavera consigue una mayor proyección en toda España, y no solo por su cerámica, que adornó —y adornan— el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, la catedral Vieja de Salamanca o la iglesia del Real Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas en Burgos,sino también por sus vecinos ilustres como Francisco de Aguirre, Juan de Orellana o Jofré de Loaisa, que participaron de forma activa en la Conquista de América; Fray Hernando de Talavera, confesor de Isabel la Católica; el almirante Francisco Verdugo; el músico Francisco de Peñalosa, o los escritores Fernando de Rojas y Juan de Mariana.

Sabiendo esto, comencemos el recorrido:

Sábado

El primer día propongo visitar, tras llegar, los jardines del Prado y la basílica de la Virgen del Prado. En este parque podrás observar la cerámica talaverana en su representación más decorativa mezclándose con los colores de la naturaleza. En este jardín encontrarás entre pinos, álamos, geranios y rosales, con la fuente de las Ranas diseñada por Ruiz de Luna, el templete de la música y un pequeño estanque que incluye una casa para patos, todo ello con la compañía de palomas, pavos reales y faisanes (los dos últimos, en grandes jaulas). Pero para contemplar la cerámica talaverana es su máximo esplendor deberá entrar en la basílica, antes ermita, que se encuentra en este parque. En pocos lugares del mundo podemos encontrar grandes tabiques adornados con cerámicas de los siglos XVI al XX. Después, y antes de comer, mi consejo es que se des una vuelta por la calle Trinidad y la calle San Francisco, donde se concentran tiendas de ropa, de decoración y de recuerdos.

Por la tarde, sugiero descubrir cómo el paso del río Tajo por Talavera de la Reina no se convierte en un accidente natural sino en la excusa que ha tenido el pueblo talaverano para construir cinco puentes, de tres siglos distintos. El más antiguo, el conocido como el puente Viejo o de Santa Catalina, desde donde se puede contemplar cada tarde cómo el sol despide el día. También aconsejo ver el más nuevo y más alto, el puente de Castilla La Mancha o el puente Reina Sofía. Por la noche, y coincidiendo que es el primer sábado del mes, es de obligado cumplimiento visitar el Mercadillo de San Jerónimo , donde los disfraces de los participantes y la decoración de las calles del casco antiguo de la ciudad le trasladará a la época medieval entre malabaristas, zancudos y tragafuegos. Además, podrás hacer una degustación de los productos más típicos de la comarca, como aceitunas, queso, empañada, vino...

Domingo

Por la mañana, después de tomar unos churros con chocolate en la cafetería Nueva España de la plaza del Reloj, te recomiendo ir a la plaza de San Agustín, muy cerca del punto de partida, para entrar en el Museo Ruiz de Luna , museo monográfico dedicado a la cerámica de Talavera y a su principal impulsor, Juan Ruiz de Luna. Y como después de conocer la cerámica talaverana querrá tener en su casa una pieza decorativa, lo mejor es que des un paseo por la plaza Puerta de Cuartos y por la avenida de Portugal para entrar en las mejores tiendas de cerámica que hay en la ciudad.

Por la tarde, mi propuesta es visitar la plaza del Pan, antiguo foro romano, donde te encontrarás con la decoración de cerámica de fuentes, bancos y esculturas, el Ayuntamiento y la Colegiata de Santa María la Mayor, conocida en la ciudad como la «colegial», la iglesia más antigua de Talavera ampliada a lo largo de la historia. En la actualidad, el aspecto es de estilo gótico-mudéjar. Data del siglo XV, aunque, como digo, su origen es anterior.

Y para finalizar, y teniendo el atardecer de nuevo como un elemento decorativo, la mejor opción es visitar las murallas del siglo X y XII que sirvieron en su día para fortificar la ciudad y que actualmente sirven para enlazar el pasado con el presente.

En caso de que no puedas realizar este viaje este fin de semana, recomiendo realizarlo en el sábado posterior al domingo de Resurrección, ya que se celebra las Mondas , declaradas de Interés Turístico Nacional. En ella, cada localidad de la comarca lleva ofrendas (materializadas en cerámica, flores, dulces) a la Virgen del Prado entre danzas y cánticos por las calles de la ciudad, para, una vez dentro de la basílica del Prado, entonar el himno de la Virgen del Prado.

Te prometo que pasando un fin de semana en Talavera de la Reina, disfrutarás de sus monumentos, contemplaras el arte de la cerámica en su máximo esplendor y conocerás a más de un amigo de esos que nunca se sabe cuando le puede hacer falta. Además, como todo los lugares que he mencionado están cerca, podrás ir de uno a otro andando, sin necesidad de coger el transporte público, situación que te hará conocer más cosas de las que te he contado.

Talavera de la Reina, una ciudad para descubrir en un fin de semana

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