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Los últimos evacuados afganos necesitarán más de un año para integrarse

Fueron trasladados desde Torrejón a centros en Zaragoza, Guadalajara y la Comunidad de Madrid

Las dificultades para acceder a una vivienda ralentizan que las familias puedan abandonar la acogida

Varios evacuados afganos a su llegada a Torrejón de Ardoz este miércoles ángel de antonio
Marta Martínez

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Los 294 evacuados afganos, entre los cuales se encuentran excolaboradores del Gobierno español y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que aterrizaron el miércoles en la base aérea de Torrejón de Ardoz ya se encuentran instalados en centros de acogida de Zaragoza, Guadalajara y la Comunidad de Madrid. La mitad son jóvenes menores de 23 de años que viajaron junto a 168 adultos, 83 hombres y 85 mujeres.

Según los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, entre los evacuados había 75 unidades familiares -eltamaño medio es de 5 miembros- de ellas 23 unipersonales y una familia de 11 miembros. Todos permanecerán al menos seis meses en acogida, plazo mínimo que se baraja en este tipo de situaciones, aunque normalmente la estancia se suele prolongar más dependiendo de las necesidades de cada uno de los perfiles y de las familias.

Casi de madrugada los evacuados que viajaron desde Islamabad, capital de Pakistán, fueron reconocidos tanto de forma médica como psicológica y se les realizó diferentes entrevistas para valorar de forma correcta sus necesidades y encontrar la mejor ubicación para ellos. «El proceso fue rodado, súper rápido. Son gente muy preparada y pacífica, fue todo fenomenal», señalan fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Las entidades que trabajan de forma conjunta con la institución que lidera el ministro José Luis Escrivá –unas veinte organizaciones, entre ellas Cruz Roja, la Comisión española de ayuda al refugiado (CEAR) o la fundación APIP-ACAM– se encargaron de realizar las primeras valoraciones a los recién llegados. Mediante pequeñas entrevistas en las que preguntaron por afecciones médicas graves y comprobaron la filiación de las familias, pudieron elaborar un perfil para así determinar la mejor ubicación teniendo en cuenta las necesidades de cada familia o persona en el caso de que hubiese viajado sola.

En concreto, la organización CEAR ha asumido la acogida de 81 personas en centros situados en Madrid. «Lo primero fue llevarlos, darles una tranquilidad y seguridad, y que descansarán», explica Ávila Díez Martínez, coordinadora de Acogida de CEAR. Ya al día siguiente se empiezan a dar los primeros pasos de un proceso que puede llegar a durar hasta 12 meses

Los primeros procedimientos que comienzan a resolverse tras la llegada de los evacuados a los centros son «gestiones tipo empadronamiento, tarjeta de transporte o sanitaria, conocer las redes de contacto que tengan en el país», expone Ávila Díez, pero sobre todo llevar a cabo todos los pasos jurídicos para lograr la protección internacional. Todos los recién llegados la solicitaron en los hangares de Torrejón de Ardoz, confirma el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Además, según explica la coordinadora de CEAR en el caso de los llegados desde Afganistán esta protección se concede bastante rápido, entre 3 y 4 meses.

Conseguir autonomía

Durante la estancia en los centros de acogida no solo se les proporcionará un techo bajo el que vivir o un plato del que comer, sino que se les facilitará todo tipo de recursos y servicios para que puedan comenzar a dar los primeros pasos de sus nuevas vidas lejos del horror que asola Afganistán desde la llegada al poder de los talibanes hace un año. Desde CEAR se despliegan sobre todo trabajadores sociales y técnicos de intervención social que les acompañarán en el día a día en los centros, además de psicólogos y un servicio jurídico que les asesora en todo momento acerca de los diferentes trámites que tienen que llevar a cabo.

Durante las primeras valoraciones realizadas en los hangares de la base Torrejón de Ardoz se tienen en cuenta a la hora de colocarlos en una localización o en otro cuestiones como si requieren centros educativos cerca porque hay menores en la familia, si tienen conocidos cerca o si necesitan algún tipo de servicio médico concreto de forma habitual. «Se ve sus necesidades, y se les encaja con los recursos», explican desde Inclusión.

Identificación en los hangares de Torrejón de Ardoz Ángel de antonio

 

El principal objetivo es poder ayudarles a ser capaces de desarrollar todas las habilidades que tras su estancia en acogida les permita llevar vidas de forma independiente. También se les ayuda en el aprendizaje del idioma, el acceso a cursos de formación, búsqueda de empleo o, si es necesario, se les imparte alfabetización. Por otra parte, en los centros no están solos, actualmente en el sistema hay un total de 22.000 acogidos entre ellos refugiados ucranianos, sirios, y aún quedan evacuados afganos de las operaciones Antigona I y II que se desarrollaron por el Ministerio de Exteriores y Defensa el año pasado.

Una vez se encuentren preparados para marcharse las organizaciones les seguirán ayudando en este nuevo itinerario. Es en este punto donde el proceso de integración se suele ralentizar. Por un lado quienes requieran permanecer más tiempo en el programa de acogida podrán prorrogar su estancia más meses, incluso un año; pero podrán producirse casos en los que se encuentren totalmente preparados para comenzar a buscar una vivienda y no puedan.

Aunque podrán solicitar diferentes ayudas económicas , desde CEAR explican que quizás lo más complicado al salir es el acceso al alquiler debido al alza de precios en los últimos años de los alquileres sobre todo en las grandes ciudades. Además, en estos casos solo pueden pagar «un tipo de vivienda muy pequeño, y el tipo de familia es muy grande, hasta 8 o 9 miembros», relata la coordinadora, a lo que añade que incluso hay muchos propietarios que «no quieren» arrendar a personas «en este tipo de vulnerabilidad». Necesitan más acuerdos con inmobiliarias y entidades de seguros de impago, otro requisito que les ralentiza, lo que además supone que las entidades tengan que acompañarles en casi cada búsqueda. «No los abandonaremos», afirma Áliva Díez, quien desde el miércoles será una de las personas que guíen a los afganos en esta nueva vida.

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